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Solo un 8% de los personajes son percibidos como gordos en la ficción española

El informe anual de ODA sobre diversidad en el cine y las series sostiene que solo 149 de los personajes analizados tienen un cuerpo diferente al modelo hegemónico de belleza y delgadez, son cuatro puntos más que el año anterior

Fotograma de El ovejas en la serie 'El pueblo' / cEDIDA

Fotograma de El ovejas en la serie 'El pueblo'

Madrid

Nada más saberse que las campanadas de RTVE las presentaría David Broncano con Lalachús, las redes clamaron contra el físico de la cómica y colaboradora de La Revuelta. Risas, chistes e insultos a una mujer cuyo único pecado es no entrar dentro del estricto e injusto canon de belleza que se exige a hombres y, sobre todo, mujeres, en la televisión y en el cine. Un ejemplo clásico de gordofobia, algo que se nombra poco y se combate menos. Por eso desde ODA, el Observatorio de Diversidad en los Medios Audiovisuales, lanzaron hace un año el primer informe para detallar el estado de la cuestión y, a partir de ahí, comenzar a combatir estos discursos de odio contra las personas que no se ajustan al canon. Este año repiten informe, que viene a confirmar que aunque progresamos, lo hacemos muy lentamente y seguimos sin tener una representación justa y diversa donde tengan cabida todos los cuerpos.

En 2023 ha habido un notable aumento de las corporalidades disidentes, pues este año las cifras han ascendido al 8,83 por ciento en cine y al 8,2 en las series. En los dos casos han crecido casi cuatro puntos porcentuales como consecuencia de la mayor presencia de personajes gordos, cuya inclusión prácticamente se ha duplicado, según el estudio pormenorizado de 101 películas y 70 series. Dentro de esas corporalidades disidentes se encuentran las personas gordas, pero también personas con otras corporalidades. Tal y como explican los autores de este informe, el concepto de “persona gorda” se establece en base a la contraposición con una normatividad rígida, para ello se han basado en el INE que, usando la patologización de los cuerpos, por cierto combatida desde el activismo, indica que en 2020 más de la mitad de la población se situaba por encima del denominado “normopeso”, el 61,4 por ciento de los hombres y el 46,1 por ciento de las mujeres), resultando todavía más preocupante que en la ficción audiovisual los cuerpos normativos sean tan abrumadoramente mayoritario.

En cine hay 50 personajes gordos, 20 que corresponden a otras corporalidades y 723 que tienen un cuerpo normativo. La cosa todavía está lejos de ser diversa, pero los autores insisten en que el trabajo activista de los últimos años va ayudando. En series los datos son similares: 69 personajes gordos, 10 con otras corporalidades y 870 con cuerpo normativo. Esta es la buena noticia, sin embargo, la mala, es que, pese a ese aumento, más de la mitad de los personajes con corporalidades disidentes (entorno a un 54,29 por ciento) no tienen trama propia y, además, su presencia está condicionada por marcados estereotipos. En este punto ha querido centrarse el informe de este año, en encontrar si estos personajes tienen una trama más allá de su propio peso, si protagonizan y llevan la acción de la historia y si no caen en viejos e incompletos estereotipos. Es aquí donde, señala el estudio, hay que trabajar.

Sobre los estereotipos más repetidos es ver a personas gordas que habitualmente son mostradas comiendo o con pasión por comer, de modo que esto se convierte en un rasgo de personalidad que perpetúa la eterna asociación entre la gordura y la comida, pero también la conecta con la falta de control, la glotonería o la pereza. Son habituales los comentarios jocosos sobre el cuerpo de una persona gorda que tiene que correr o realizar alguna actividad física, estando estas burlas más dirigidas hacia los hombres. Las mujeres, por su parte, tienden a ser víctimas frecuentes de la hipervigilancia hacia su aspecto mediante comentarios que parten de la cultura de la dieta o de la presión estética, algo que ocurre por ejemplo en Los buenos modales y en La novia de América. De manera similar, es interesante el caso de la serie Poquita fe y de la película Alimañas, pues ambas producciones son comedias que dependen mucho de la apariencia de sus personajes para buscar el humor. Pero, mientras que la primera se apoya en la cotidianidad de rostros y corporalidades diversas para presentar un reparto que resulte cercano a la audiencia, la segunda apuesta por la extrañeza y ridiculización de los cuerpos, disecciona el informe.

Las mujeres más perjudicadas por su físico

Las mujeres son más propensas a ser leídas como gordas que los hombres, hecho que además contrasta con que en general haya más hombres gordos en las ficciones. En cine hay un porcentaje de hombres gordos del 7,88 por ciento frente al 4,56 de las mujeres. Sin embargo, en las series encontramos que son las mujeres gordas las que tienen mayor presencia, cerca de un 8 por ciento, que los hombres, que están en seis puntos. Esto se debe a que ellas están más sujetas a la normatividad corporal. El canon de belleza de las mujeres es muy diferente del de los hombres, explicaban desde la Unión de Actores y Actrices, el sindicato que aglutina a los intérpretes, a la Cadena SER, cuando en las redes sociales se empezó a cuestionar el cuerpo de la actriz Kate Winslet en la serie Mare of Eastdown de HBO, una actriz que ya sufrió críticas a su propio cuerpo cuando estrenó Titanic como recordaba estos días en una entrevista la británica. "El de las mujeres tiene que ver con lo que es la cultura machista y no escapamos en ningún periodo histórico", dice Berta Ojea, su secretaria de Igualdad y actriz.

El edadismo y la representación de los cuerpos

La edad es un factor clave para cruzar con el retrato de estas corporalidades. La mayoría de personas con corporalidades disidentes se concentran en la franja de mayores de 50 años. Esto es un cambio respecto al año pasado, cuando la mitad de la representación gorda se encontraba entre los 30 y los 50 años. Por su parte, en series existe de nuevo mayor concentración en la franja entre 30 y 50 años, con 30 personajes gordos de los 70 y 6 con otra corporalidad de los 11 totales, mientras que mayores de 50 solo existen personajes gordos. Y cuanto más jóvenes son, más comentarios reciben sobre su físico. "Es preocupante cómo la representación de infancias gordas está marcada por comentarios de odio que se lanzan dentro de películas y series familiares, dejando a les niñes sin referentes dignos de diversidad corporal", explican los autores del informe, teniendo en cuenta que esa edad es donde empiezan a forjarse los referentes y expectativas y que cada vez aparecen antes las enfermedades relacionadas con la alimentación.

Un tercio de los cuerpos no hegemónicos analizados pertenecen a personajes con discapacidad, de modo que un año más comprobamos que la discapacidad sigue siendo leída como una disidencia, también en el marco de la corporalidad. Incluso con el aumento generalizado de personajes gordos en la ficción de 2023, la cantidad de personajes racializados con cuerpos no normativos sigue siendo igual de baja en cine, donde además los cuatro personajes gordos racializados que aparecen son latinos y se encuentran en coproducciones españolas con países latinoamericanos.

Este año seguimos teniendo más representación queer gorda en series que en películas, donde la representación se ha reducido a un único personaje, que al menos es complejo y que, al ser latino, muestra que la intersección entre orientación sexual, corporalidad y racialización es posible. En las series, encontramos un abanico más diverso de representación de la gordura, ya que tenemos 5 personajes latinos, 5 personajes negros y 1 personaje gitano, por lo que en cualquier caso las cifras siguen siendo bastante bajas. Es destacable que, en series, todas las mujeres latinas gordas se dedican al trabajo reproductivo, a la limpieza o al cuidado de ancianos, cristalizando así estereotipos habituales sobre las personas migrantes.Los datos que arroja la división por clase social respecto a las corporalidades no hegemónicas muestran que es más difícil que estas se asocien a la riqueza.

Los cánones estéticos han hecho que solo exista un modelo de cuerpo posible y el cine, la televisión y el audiovisual ha sido el medio de expresión perfecto para mantener ese ideal de belleza. Solo en los últimos años, gracias al activismo, se ha ido combatiendo. Sin embargo, cómo demuestra el estudio de ODA, queda trabajo por hacer, por romper estereotipos, por evitar las burlas a las que se enfrentan, sobre todo las mujeres, como veíamos en el caso de Lalachús y vemos en muchas de las ficciones analizadas, y para mostrar que las personas con otro peso y otro cuerpo tienen vidas normales y corrientes, no solo marcadas por su aspecto físico.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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