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Una historiadora explica la trampa del electrodoméstico: "Era trabajo de sirvientas"

Raquel Pelta asegura que vino acompañada de la idea del hombre como "protector de la familia"

Una diseñadora explica la falsa promesa de igualdad de género que intentaron vendernos con los electrodomésticos

Una diseñadora explica la falsa promesa de igualdad de género que intentaron vendernos con los electrodomésticos

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Los electrodomésticos empezaron a llegar a las casas a mediados del siglo XX. Estos nuevos inquilinos al principio no fueron bien acogidos por sus caseros, que consideraban que era cosa del demonio o un misterio impredecible. Pero pronto los fabricantes vieron el potencial y apostaron por la estrategia publicitaria de venderlos como un elemento que liberaba a la mujer y abría el camino hacia la igualdad.

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Se suponía que la llegada de los electrodomésticos harían más libres a las mujeres: más libres para cocinar mejor, más libres para limpiar mejor y más libres para ser mejores madres y mejores esposas. Pero, ¿qué hay de cierto en esto? Para descubrirlo, en El Faro han hablado con la historiadora del diseño de la Universidad de Barcelona, Raquel Pelta, investigadora del título El nuevo ángel del hogar: Electrodomésticos y publicidad (1880-1960).

Pelta explica que esta idea tiene de precedente el movimiento que surgió en el siglo XIX por mujeres como Melusina Fay Pierce que proponían abolir el trabajo doméstico porque consideraban que había mujeres que estaban perdiendo su vida, su tiempo y su intelecto en las tareas domésticas. Así, los fabricantes utilizaron este contexto para tratar de convencer a las mujeres de que los electrodomésticos iban a liberarlas de sus tareas.

"Todo esto también estaba muy vinculado a la idea de que el trabajo del hogar era un trabajo indigno porque siempre lo habían hecho sirvientas", comentaba Raquel Pelta. Con el aumento de la clase media que tenía que hacerse las tareas domésticas, las aspiraciones de clase de las mujeres se ponían en cuestión al tener que hacer "trabajo de sirvientas". Es por esto que los publicitarios trataron de hacer creer a ese sector de la población que iba a ahorrarles tiempo.

Electrodomésticos

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Sin embargo, tal y como cuenta Raquel Pelta, este tiempo iba a dedicarse para pasar más tiempo con sus hijos y su marido, pero no para encontrar un trabajo fuera de casa, independizarse y acortar las desigualdades de género. "Como el trabajo doméstico estaba mal visto, empiezan a hablar de las virtudes para hacerlo más apetecible. Con los electrodomésticos se profesionalizaba ese trabajo de casa", añadía.

Pero además de convencer a las mujeres de la necesidad de incluir estos electrodomésticos en sus hogares, los publicistas también debían ganarse el apoyo del hombre, ya que eran los únicos que contaban con dinero para pagarlos. "Ahí su papel era el de protector de la familia. En ese lugar de la mujer de 'ángel del hogar', tiene que transmitir los valores, cuidar y proteger de sus hijos, ocuparse de su higiene, de su marido. La idea de señor protector que tiene que sacar adelante a la familia conectaba muy bien con los mensajes publicitarios de que si regalas a tu mujer una lavadora, vas a hacer su vida más fácil y la estás protegiendo del cansancio del trabajo", culminaba.

 
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