Los psicólogos alertan del pensamiento tóxico principal que nos causa tristeza navideña
En esta época del año tan festiva surge un comportamiento irracional que genera consecuencias negativas
Se acerca la Navidad y ya vemos las calles iluminadas con motivos de esta festividad, las calles llenas y los establecimientos repletos de personas que empiezan a hacer compras de cara a lo que viene. Las cenas de empresa, las quedadas con amigos y el regreso de personas que están fuera de sus lugares de origen son lo más común en estas fechas en el que el ambiente se vuelve distendido y parece que la única preocupación real es la de resguardarse del frío, que ya empieza a azotar con crudeza.
Las vacaciones también se instauran en estos momentos y todo el contexto hace que casi por inercia gastemos el tiempo libre en hacer planes ociosos, comer más de lo que estamos acostumbrados y trasnochar. Parece una época ideal para el disfrute, un periodo que, sobre el papel, quien más y quien menos estaría deseando que llegara, sin embargo, surge una tendencia que se desmarca de este sentimiento, porque no es oro todo lo que reluce.
Un pensamiento tóxico generalizado
A pesar de todo el tiempo libre del que se dispone, seguramente más que en el resto del año, esta época puede resultar bastante convulsa para las personas. De hecho, los psicólogos aseguran que nueve de cada 10 personas adultas confiesan tener un mayor grado de estrés en Navidad y Año Nuevo, con las consecuencias finales que puede tener este suceso en el cuerpo, porque surge una convención social que, en muchas ocasiones, nos arrastra casi sin darnos cuenta.
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En un periodo de tanta festividad, aparece un pensamiento tóxico que gira en la obligatoriedad de pasarlo bien y vivir una fiesta, obviando las posibles necesidades interiores que puede tener cada individuo, según los expertos. En lugar de ocasionar que se pasen los días y estemos más tranquilos y relajados, las personas que sufren esto llegan a sentir ansiedad y mucha presión siguiendo las tradiciones, lo que supone un obstáculo en el bienestar con uno mismo. La compulsividad de esta época devora todo y conlleva el que no hagamos cosas que quizá nos apetecen más.
De esta forma, el consejo que dan los profesionales es abandonar ese sentimiento de obligación y que nos escuchemos en nuestro interior, haciendo los deseos propios una prioridad y no lo que se espera socialmente. Dejar de lado las redes sociales, desvincularte de ser anfitrión de una cena navideña, pasar tiempo tranquilo con la familia o incluso hacer un viaje de relax en estas vacaciones son algunos de los ejemplos que dan los psicólogos en este sentido, pero como ellos mismos puntualizan, lo importante es simplemente preguntarte qué es lo que te apetece y llevarlo a cabo, sin importar mucho más.