"No hay escondite": Maruja Torres tira de nostalgia y se emociona confesando lo que haría para acabar con el caos en el mundo
Pasado el tiempo, hoy, por ejemplo, me gustaría tener el mundo metido en un mundo en donde pudiera ordenarlo, cada zona en una percha, cada ciudad en un cajón. Desinfectar el baúl para que el mundo no se descomponga
Maruja Torres: “No hay escondite”
Madrid
Hablando hace poco con una amiga de mi edad, y habiendo sido víctimas las dos de eso que últimamente ocurre con frecuencia, descubrir que una persona cercana se pasa al lado oscuro con una rabia ciega que nunca pudimos imaginar. Hablando de eso, decía, y previendo que el asunto vaya a peor, mi amiga y yo planificamos largarnos a un más placentero lugar. Se nos ocurrieron un par de sitios, que no pienso nombrar para evitar desbordamientos. Sólo billete de ida, cada una con un baúl para nuestros medicamentos.
Entonces recordé que, cuando éramos pequeñas, al baúl lo llamábamos mundo. Hasta en casas modestas y poco viajeras había un mundo en alguna parte, en general cubierto por un paño. Dentro nos cabía todo. Lo que guardábamos y lo que soñábamos con visitar. En las pelis en blanco y negro esos baúles se abrían como armarios, y siempre había una doncella uniformada manipulando cajoncitos.
Pasado el tiempo, hoy, por ejemplo, me gustaría tener el mundo metido en un mundo en donde pudiera ordenarlo, cada zona en una percha, cada ciudad en un cajón. Desinfectar el baúl para que el mundo no se descomponga. Albergar la fantasía de poner todo este caos en un arcón, cerrarlo y taparlo con una seda adamascada. Creer que vamos a poder con ello. Pero no hay baúl, no hay escondite. Así que, al aire libre, a los vientos que soplan en todas direcciones. A pecho descubierto.
Maruja Torres
María Dolores Torres Manzanera (Barcelona, 16...