Sergio Scariolo: "A veces la adolescencia de los jugadores es más larga y conflictiva que la de mis hijos"
El mejor seleccionador español de baloncesto de todos los tiempos charla sobre su filosofía dentro y fuera de las canchas
Sergio Scariolo: "Dedicamos muy poco tiempo al entrenamiento mental de los jugadores"
Dentro del árbol genealógico del baloncesto español, entre los inolvidables Díaz Miguel, Lolo Sáinz, García Reneses, Pedro Ferrándiz o Pepu Hernández, figura su nombre como el adalid de las mayores victorias de la selección. Bajo su dirección llegó el segundo campeonato mundial en 2019, cuatro campeonatos de Europa, una medalla de plata y otra de bronce en dos juegos olímpicos.
Con él, tras triunfar en clubes como Baskonia, Real Madrid o Unicaja, la selección pasó a ser considerada por primera vez una familia, la más numerosa y exitosa que se conoce en nuestro país. Español de Brescia, Sergio Scariolo, se hizo entrenador sin la necesidad de ser un jugador de renombre así que vive entre sistemas de juego, pegado a una pizarra, desde que en su Italia natal empezó a ser entrenador con veinte años en la categoría de minibasket. "Una grave lesión de tobillo me dejó fuera como jugador y me desvió a los banquillos". Algo que para él "Como entrenador fue una ventaja, porque me hizo aprender antes a ser entrenador, aunque en otras cosas, que no viví como jugador, hube de aprenderlas sobre la marcha en las grandes competiciones".
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Cuando se le pregunta cómo se convierte a una selección de élite de un deporte como el baloncesto en una familia -sobrenombre con el que se conoce a la selección nacional- asegura que "se hace con el tiempo y con el talante de un montón de jugadores que vienen a la selección y con el legado de los que estuvieron y marcaron el camino a los actuales". Y si se le dice que es padre de dos hijos, pero en realidad de muchos más, porque también es el padre de la gran familia del baloncesto español, dice divertido que "el roll de padre me ha ayudado a el rolle de seleccionador y viceversa" y jocoso "recuerda que hay adolescencias de jugadores más largas y problemáticas que las adolescencias de sus hijos".
Cuando se le interroga por como el mundial junior de 1999 en Lisboa, el de los entonces desconocidos Felipe Reyes, Gasol, Navarro y compañía cambiaron la historia de este deporte, dice que "esa generación no sólo cambió la historia del baloncesto, sino también la de muchos otros deportistas que vieron en esa generación una inspiración para su propio trabajo". Y yendo todavía más atrás comenta que cuando llegó en 1997 a España por primera vez, "me encontré con una gran nivel de talento y poco nivel competitivo mucho más bajo.... La generación del 99 lo que hizo fue poner el talento al servicio de saber competir".
En su trabajo como gran gestor de talento, se hace inevitable preguntarle por los casos de estrés, ansiedad y problemas de salud mental que genera el deporte profesional y que grandes jugadores como Alex Abrines o Ricky Rubio han sufrido en algunos momentos de sus trayectorias, esgrime que "Sin llegar a la necesidad de los casos más extremos, a mí me sorprende el poco tiempo que dedicamos al entrenamiento mental de los jugadores", sostiene Sergio Scariolo.
La convivencia entre el fracaso y el éxito (cuando se ha ganado tanto) es una difusa frontera que depende de la mirada de cada cual, aunque en su caso, tiene claro que "Hay que tener mucho cuidado, no dar nada por hecho. A veces hay triunfos que son muy peligrosos y, desde luego más traicioneros que algunas derrotas"
Ha probado los banquillos de la NBA como entrenador asistente de los Toronto Raptors y, durante una larga etapa, compaginado la dirección de los banquillos de clubes como Bolonia y la selección nacional.... Sin embargo, ahora, en la selección solo siente que lo único que le hace mejor entrenador cada día "es practicar otros deportes y, especialmente, escuchar y aprender y seguir muy atento a todo lo que comunica la vida".
Es la de Sergio Scariolo una larga biografía de éxitos y títulos en distintos clubes y en nuestra selección, parecido a un relato infinito, sobre cuya caducidad no se conoce fecha ni, en su caso, la menor intención de escribir el último capítulo. Sólo se sabe, eso sí, que en 2009 empezó a escribirlo en la sede de la Federación de baloncesto y que puede que empiece diciendo que Scariolo, en el nombre del padre, formó una familia con cientos de hijos que nunca se cansaron de ganar.
Sergio Castro Salillas
Redactor y guionista en la SER desde 1996. Estuvo...