José Luis Garci: “Me siento feliz e impostor”
El ganador del Oscar por Volver a empezar recibe esta noche la medalla de honor de los premios Forqué
José Luis Garci ha prometido ceñirse esta noche estrictamente al guion de la ceremonia y no alargarse demasiado en el agradecimiento. Recibe la Medalla de honor de los Premios Forqué en su trigésima edición, unos galardones que concede EGEDA, la Asociación de productores audiovisuales. “Yo tenía mucho cariño por José María Forqué”, explicó hace unas semanas, cuando se hizo público su premio. “Le debo la nominación a los Oscar de Sesión continua. Yo le dije: si gano el Oscar te lo voy a dedicar, porque fue un empeño personal suyo. La pena es que ya no está aquí y que tampoco está su hija”, añadió entristecido.
José Luis Garci tiene 80 años. Cumplirá 81 el próximo 20 de enero y “a estas alturas de la película”, como le gusta decir, reconoce que este premio le hace mucha ilusión. “No me puedo quejar de premios”, afirma. “He estado cuatro veces nominado al Oscar; tengo el Goya, la medalla de Bellas Artes, el Premio Nacional de Cinematografía, pero este es especial por varias razones. Una es porque lleva el nombre de José María Forqué y otro porque me lo dan como productor. Yo nunca había tenido un premio como productor, si exceptuamos el Oscar por Volver a empezar del año 83. Lo que más me ha gustado siempre es escribir y producir, como esas personas que yo admiraba tanto, Hal Wallis, Darryl Zanuck o David O. Selznick, productores creadores”. Y rememora lo que prometió en su día José Luis Dibildos, con el que trabajó como guionista en los años 70. “Me aseguró que iba a seguir íntegramente el proceso de una película desde que entregara el guion. Estaría pendiente de la preproducción, de cómo se hacen los decorados, de que iría al rodaje todos los días, al montaje y hasta de la promoción de las películas. Fue como ir a una escuela de cine durante 3 años”. Y añade: “Para mí el trabajo del productor es el más creativo. Elige el tema; elige quién lo puede escribir; elige el director idóneo, porque a lo mejor hay 2 o 3 que lo pueden llevar a cabo. Es el que tiene que luchar con los distribuidores, con estrenar en una fecha determinada… Creo que lo que ha hecho grande a Hollywood son los grandes productores creadores que estaban en Paramount, en la Metro, en la Columbia”.
Lo que de verdad echa de menos son las ausencias. “A mí lo que me falta son las personas que ya no están conmigo. “Cuando tienes 40 años y eres un idiota crees que te lo mereces, pero cuando eres alguien mayor te das cuenta de que es un premio colectivo. A mí me ha ayudado mucha gente. He trabajado, por ejemplo, con los mejores intérpretes que podía haber entonces en España, como Fernando Fernán Gómez, Alfredo Landa, Pepe Sacristán, Jesús Puente, Adolfo Marsillach o Julia e Irene Gutiérrez Caba. Me he visto rodeado de gente estupenda, con gente que eran unos buenos profesionales, como José Luis Dibildos, Pedro Masó o José Frade, gente que sabía lo que era una película. Me gustaría, cuando terminara la ceremonia, ir con ellos a tomar una cerveza, pero no hay nadie. Echo la vista atrás y de Volver a empezar no están ni Antonio Ferrandis, ni José Bódalo ni Encarna Paso, ni Agustín González, ni Gil Parrondo, ni Ricardo Navarrete, ni Pablo Rojas… Ya no hay nadie”, dice con nostalgia.
José Luis Garci no se ha retirado del cine. Está trabajando en una especia de autorretrato documental del que no quiere contar demasiado “porque no sé ni cómo explicarlo”. Lo que es difícil es que vaya a dirigir nuevamente una película de ficción. “Lo que no tengo ganas es de reunirme”, afirma tajantemente. “Yo no voy a ir a una plataforma con un guion debajo del brazo. Si alguien quiere que haga una película, que me llame, pero no creo que eso ocurra”. Recuerda que hay algún proyecto que le hubiera gustado llevar al cine o la televisión como El hereje, la novela de Miguel Delibes. “Siempre hay cosas que se quedan por el camino. La filmografía de los directores y de los productores nunca es correcta ni completa porque siempre faltan empeños personales donde has puesto mucho y que no has podido llevar adelante”, reconoce.
Y de cara a cómo se va a sentir esta noche explica que no lo sabe describir exactamente. “Quiero incidir en que no es un premio personal. Ha caído en mí, pero es un premio para mucha gente que ha hecho las películas conmigo. Hay mucha gente que, gracias a ellos, una película mía ha tenido éxito. Miguel Sinde ha dicho en la sala de montaje: corta esto y era verdad, sobraba y eso ha hecho que no pero que la película funcionara. Antonio Mercero ha sido como un hermano para mí. Le debo prácticamente todo, porque yo era un chaval, recién llegado del servicio militar con 22 años, y él me dijo: venga vamos a escribir, que tú vales para esto. Te sientes feliz e impostor, porque muchas cosas que te están atribuyendo a ti no son tuyas”, finaliza.
Elio Castro
Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo por la Universidad Autónoma/El País. Periodista...