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Scholz cumple su objetivo de perder la cuestión de confianza: por qué lo ha hecho y qué pasa a partir de ahora en Alemania

El canciller alemán ha pasado por este trámite para poder convocar elecciones generales, que se celebrarán a en febrero de 2025

Imagen del canciller alemán, Olaf Scholz / CLEMENS BILAN (EFE)

Imagen del canciller alemán, Olaf Scholz

Alemania se prepara para acudir a las urnas. El canciller Olaf Scholz ha cumplido con lo previsto y ha perdido la moción de confianza presentada por su partido ante el Bundestag, un paso imprescindible para poder convocar elecciones generales según las leyes germanas.

El pasado 8 de noviembre se rompió de forma definitiva el gobierno tripartito que lideraba el país, compuesto por socialdemócratas, liberales y verdes. Esta coalición, que gobernaba desde 2021 y a la que le quedaba todavía un año en el poder, ha presentado fisuras desde sus inicios, pero logró resistir hasta que hace apenas un mes Scholz decidió cesar al ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, y otros dos ministros del mismo partido.

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La decisión vino provocada por diferencias insalvables en materia de política económica y dejó a la formación del canciller en minoría parlamentaria. Tras unas semanas valorando los posibles escenarios que dejaba esta situación, Scholz ha decidido hacer lo que le pedían desde la oposición, que era convocar elecciones.

Para hacerlo, es necesario presentar y perder la moción de confianza, como ya ha sucedido, para que ahora se reúna con el presidente de República, Frank-Walter Steinmeier, quien previsiblemente disolverá el parlamento y convocará elecciones generales. En la votación del Bundestag, apenas 207 diputados optaron por apoyar al canciller, mientras que 394 retiraron su confianza y 116 optaron por abstenerse. Scholz necesitaba 367 apoyos para seguir en el poder.

"Mi objetivo es adelantar las elecciones al Bundestag", ha declarado el todavía canciller a su llegada al Bundestag. Durante el debate parlamentario, los reproches entre partidos han sido notables, especialmente el del democristiano (CDU) Friedrich Merz, favorito para ganar según los sondeos, quien le ha reprochado: "Deja usted el país con una de las peores crisis desde la posguerra. Y viene aquí a decirnos que hay que endeudarse a costa de las nuevas generaciones. Señor canciller federal, plantea hoy la cuestión de confianza. Tuvo usted su oportunidad y no la utilizó. Vale para hoy y para el 23 de febrero. Usted, no merece la confianza".

El 23 de febrero, nuevas elecciones

El líder socialdemócrata ha basado su discurso en justificar una mayor inversión pública en infraestructuras y en seguridad, para relanzar la economía y al mismo tiempo garantizar la protección del país ante la amenaza procedente de la invasión rusa de Ucrania. "Hay que activar la palanca, y hay que hacerlo ahora", afirmó, tras señalar que los ciudadanos deben decidir si se invierte en la economía "con fuerza y determinación o de forma mezquina y vacilante".

Tras perder la votación, Scholz se ha dirigido al Palacio de Bellevue para entrevistarse con el presidente de la República, Frank-Walter Steinmeier, para pedirle que disuelva el Parlamento. Éste dispone hasta el 6 de enero para tomar una decisión y está previsto que realice antes, aún siendo una mera formalidad, una ronda de contactos con los jefes de los partidos democráticos.

La Constitución prevé que entre la disolución del Parlamento y la fecha de los nuevos comicios medien como máximo dos meses, pero la fecha con que trabajan todas las fuerzas políticas, pactada por el Gobierno y la oposición, precisamente a petición de Steinmeier, es la del 23 de febrero.

Ahora la derecha tradicional de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la Unión Social Cristiana (CSU), conocidos como Partidos de la Unión, se perfila como la principal favorita para hacerse con la victoria en las elecciones de febrero. El líder de la CDU, Friedrich Merz aspira a hacerse con casi el 30 por ciento de los votos.

Por su parte, Scholz podría verse relegado al tercer puesto con apenas un 14 por ciento de los votos y superado por la ultraderecha de Alternativa por Alemania (AfD), que se haría con cerca del 20 por ciento de los votos y confirmaría su tendencia al alza, de la que ya dio muestras con sus buenos resultados en las elecciones europeas.

 
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