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Sociedad

¿En qué debemos fijarnos cuando compramos una planta?

Es importante prestar atención tanto a las hojas como a los tallos

Es un tema muy recurrente, desde luego, y vital. Lo normal es que las plantas que encontramos en los comercios estén bien, pero hay que fiarse de nuestra mirada. Es como una persona que vaya al mercado a comprar: sabe observar qué señales le dicen que ese pescado está muy fresco o esa fruta en su punto. Incluso hace pruebas, como la famosa del melón y su soniquete.

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Cuando vemos muchas plantas de la misma especie a la venta, lo normal es que sean bastante uniformes, ya que tienen una genética similar o incluso idéntica —en el caso de que provengan de un esqueje, y todas de la misma planta madre. Así que lo primero sería observar su aspecto general: que tengan todas las hojas bien hidratadas, turgentes, que las veamos muy vitales. Estas hojas debieran estar verdes o del color que tenga la planta, y no mostrarnos puntas o bordes amarronados. También es muy importante observar si hay hojas nuevas creciendo, una señal de que la planta está fuerte y tiene buen metabolismo.

Los tallos

En cuanto a los tallos, a mí siempre me gusta comprobar varias cosas. Una, que esos tallos estén vestidos de hojas desde abajo, desde la parte más baja de la planta, en el caso de que sea una planta con esta estética. Por poner un ejemplo muy claro, un poto (Epipremnum aureum): debería mantener hojas a lo largo de todo su tallo, porque eso me dirá varias cosas, como que se trata de una planta juvenil y llena de fuerza. Las hojas basales son las primeras que pueden caer cuando hay problemas o carencias, como cuando hay una falta de nutrientes o la planta no ha recibido una iluminación adecuada.

Con respecto a los tallos, también me gusta elegir la planta que tenga más cantidad. Volviendo al poto, si veo que en una maceta hay cinco tallos saliendo del sustrato, en vez de tres, pues elijo la que tiene cinco. En este tipo de plantas eso no significa que sea una planta que esté ramificada cinco veces desde abajo, sino que se trata de cinco plantas distintas, de cinco esquejes que se pincharon para obtener rápidamente una maceta repleta de tallos y hojas, más frondosa.

También hay que fijarse que los tallos no estén amarronados o con heridas, que podría indicar algún problema. Si el tallo es verde por completo y vemos marcas marrones, podría señalar algún problema incipiente, como el ataque de algún hongo, por ejemplo. Aunque esto es complejo de hablar en la radio, porque hay tantos colores de tallos y formas como plantas.

Asimismo, los tallos han de ser fuerte y de un color intenso, como el resto de la planta, especialmente en la punta. Si apreciamos que los extremos de los tallos tienen un color verde claro, tirando a blancuzco, cuando el resto de la planta está más verde, podría indicar que la planta ha estado estresada. El motivo de ese crecimiento verde claro y alargado suele tener que ver con la falta de luz en algún momento. No es algo irremediable, eso sí, y en casa y con buena iluminación la planta se repondrá. Lo único, quizás habría que podar ese crecimiento deforme, para que la planta active un nuevo crecimiento sano.

¿Cómo acertar con una planta que escojo por su floración, y la veo en el vivero llena de ellas?

Vamos a tomar como ejemplo a la gardenia, aunque podría ser cualquier otra planta. Si en la floristería veo que tienen diez gardenias, voy a descartar primero aquellas tres que tienen algunas hojas amarillas. Me quedan siete gardenias. A continuación, observo su estructura general, si están frondosas y llenas, o les falta alguna ramita o tienen una forma que no me gusta tanto. Con esta nueva selección, descarto dos que no cumplen este requisito. Me quedan cinco. Estas cinco gardenias están esplendorosas, llenitas de flores. Pero hay una que no tiene tantas, la descarto. Me quedan cuatro. De esas cuatro, veo dos que tienen todas sus flores ya abiertas, y casi ningún capullito nuevo. Las descarto, porque prefiero llevarme alguna de las otras dos gardenias, que tienen la mitad de las flores todavía por abrir, y vienen en camino varios capullos que abrirán en las condiciones de mi casa.

Es decir, con las plantas que estén en flor, me llevaría aquella que tenga muchos capullos aún por abrir. La razón es simple: las flores que están abiertas van a sufrir más el estrés por el transporte y el cambio de ubicación en la nueva casa. En cambio, una flor cerrada, un capullo, será más resistente al estrés del transporte y del cambio de ubicación. Incluso, si veo que hay dos plantas y una de ellas tiene los capullos más pequeños que la otra, prefiero llevarme esa, la que tiene los capullos más pequeños. Así tendrá más tiempo de aclimatarse al nuevo lugar.

Si la planta es muy florífera, con docenas o incluso cientos de flores —como una de nuestras salvias de hoja pequeña (Salvia microphylla)—ahí me fijo en el aspecto general de su floración: que todas sus ramas estén cargadas de flores.

¿Y qué hay de las plagas y de las enfermedades? ¿Cómo puedo saber si tienen un bicho o una bacteria?

En cuanto a las enfermedades, he de comprobar ese aspecto general en la planta, que no presente amarronamientos de ningún tipo o pérdida de vigor con respecto a las otras plantas que la rodean y que sean de la misma especie. Eso ya nos dará una pista importante de su sanidad.

En cuanto a las plagas, antes debemos aprender un poco cómo son las más habituales. Un día vamos a repasar aquí algunas de ellas. Si vemos algunos bichitos de color verdoso o negruzco en la punta de los tallos, podemos estar delante del pulgón, un insecto picador-chupador que actúa como un pequeño vampiro, succionando la savia de la planta para alimentarse. Evidentemente, ante su presencia, evitamos comprar esa planta.

Pero hay dos tipos de animales que son más peliagudos. Uno son las cochinillas, otro es un arácnido, un ácaro. Las cochinillas las hay de varios tipos. Hay unas que son como lapas, de colores marrones normalmente. Otras muy habituales son las cochinillas algodonosas, que son unos insectos que generan una capa pulverulenta sobre su cuerpo, para protegerse. En cuanto veamos este tipo de insectos, evitamos comprar la planta. Se suelen ver en la base de las hojas, por el envés, en los tallos y troncos... El blanco que tienen es inconfundible, porque es de esos blancos radiactivos, que llaman mucho la atención.

El arácnido al que hacía mención es la araña roja, un ácaro que se reproduce por miles en poco tiempo, y es capaz de defoliar una planta en nada, en dejarla sin ninguna hoja. Se reconoce porque decolora las hojas, dejándolas con un color pajizo, sin vida, muy característico. Pero más adelante vamos a hablar de todos estos bichos en algún programa.

¿Y qué hay de las raíces, hay que prestarles atención?

Pues ya que hablamos de cochinillas, diría una cosa que siempre hago cuando compro una planta suculenta, como un cactus o una siempreviva (Sempervivum spp.). En estos casos, miro siempre la raíz, porque este gran grupo de plantas que acumulan agua y nutrientes en sus hojas y tallos suelen ser muy propensas a sufrir el ataque de la cochinilla algodonosa de la raíz. Si sacamos la plantita de la maceta, si la planta está infestada se verán unas manchas blancas pulverulentas que salen en las raíces de las plantas. No hay que confundirla con la perlita, que es un sustrato que se echa en los medios de cultivo, que son como unas bolitas blancas.

En el caso de que compre un árbol, el viverista me tendría que asegurar que ese árbol no lleva más de dos años en el mismo contenedor, para saber que la raíz no ha crecido en ese mismo macetón más de ese tiempo. Esto evita llevarse a casa un árbol con la raíz envejecida, como regla general.

Una buena acción como plan "B"

El aspecto general ya nos dice mucho de una planta. Pero también podemos hacer una buena acción, y llevarnos a casa la planta que veamos que no esté tan bella, para rescatarla de una muerte casi segura. Cuando vemos una planta menos afortunada y menos estética, es más difícil que alguien la compre, y acaba en el cubo de la basura. De hecho, en algunos sitios donde viví, en los que había una floristería cerca, a veces rescaté algunas de estas plantas tiradas, para darles nueva vida, me daban mucha pena.

Recuperar una planta da mucha alegría, porque lo único que le pasa a esa planta muchas veces es que ha tenido mala suerte: quizás estaba en la parte más interna de la bandeja, donde recibía menos luz, o puede que se cayera al suelo en algún momento del transporte, chafándole alguna rama. Con nuestros cuidados volverá a resurgir y a ponerse bonita.

Eduardo Barba

Eduardo Barba Gómez es jardinero, investigador...