Sociedad

Sólo hay dos lugares en el mundo para protegerse de una guerra nuclear y ninguno está cerca de España

Ambos países se encuentra en Oceanía

Zona devastada por la guerra. / Bulgac

En un mundo donde las tensiones geopolíticas y la amenaza de una guerra nuclear son una preocupación constante, es natural preguntarse cuáles serían los lugares más seguros para refugiarse en caso de un conflicto de esta magnitud. Diversos estudios han intentado identificar los países que, debido a su ubicación geográfica, recursos naturales y políticas internas, podrían ofrecer la mayor seguridad en un escenario postnuclear.

Uno de los estudios más destacados en este campo fue publicado en la revista Risk Analysis. Este análisis se centró en las consecuencias de un conflicto nuclear prolongado, considerando desde una guerra local hasta un enfrentamiento a gran escala.

El análisis evaluó 38 países insulares considerando 13 factores que podrían afectar la supervivencia en un escenario post-apocalíptico. Entre estos factores se incluyen la producción de alimentos, la autosuficiencia energética, la capacidad industrial y el impacto de un desastre específico en el clima.

Australia

Su gran producción de trigo, junto con su baja densidad poblacional, lo convierten en un lugar privilegiado. Además, su ubicación geográfica lo aleja de los principales centros de conflicto nuclear.

La infraestructura relativamente buena del país, su gran superávit energético, su alta seguridad sanitaria y su presupuesto de defensa hacen el resto, transformando al país en la "fortaleza" de la humanidad post-invierno.

Nueva Zelanda

Aislada en el Pacífico sur, esta isla se ubica lejos de los principales centros de conflicto nuclear. Con unos recursos naturales abundantes y una autonomía agrícola autosuficiente, además de su histórica neutralidad, convierten a este país en uno de los más seguros en caso de guerra nuclear.

La capacidad de Nueva Zelanda para resistir una drástica caída de las temperaturas globales debido a un período de oscuridad sería beneficiosa. Con las exportaciones de alimentos actuales, el país podría alimentar a toda su población. Incluso en el peor escenario, con una reducción del 61% en la producción agrícola durante un invierno nuclear prolongado, los neozelandeses seguirían teniendo suficiente comida.