Comer sopa todas las noches: ¿buena o mala idea?

Hemos escuchado muchas veces eso de 'desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo', en referencia a las porciones que deberíamos de tomar dependiendo de la hora en la que hacemos nuestras ingestas diarias. Y es que hay siempre un pensamiento generalizado de que hay que tomar más alimentos cuando nos levantamos para tener la energía necesaria de cara a realizar todas las tareas que tenemos durante la jornada, reduciendo esas cantidades conforme va avanzando.

Ahí es cuando surgen ciertas dudas en cuanto a la última comida del día. A veces, la cena se convierte en una convención social que propicia las quedadas o citas, por lo que, en esas ocasiones, no cenamos 'como un mendigo', como nos recomienda el dicho popular, y esto puede llevar a que nos sintamos algo pesados una vez que vamos a irnos a la cama. Además, también existe aquello de cuidar la línea y se suele tener en el ideario que engordaremos más si nos pasamos en la última ingesta diaria.

Es por ello que, normalmente, se eligen platos menos copiosos, con un rey casi indiscutible entre ellos. La sopa suele ser una opción para ello, sobre todo porque nos da la posibilidad de comerlas calientes o frías dependiendo de la época del año en la que estemos, aportándonos un gratificante contraste sobre la temperatura en la que nos encontremos en cada época del año. Se suele tomar bastante, pero ¿es bueno comerla todos los días?

Comer sopa todas las noches

La respuesta a si es saludable comer sopa todas las noches es clara: un sí rotundo. No hay ninguna contraindicación en cuanto a ello, de forma general, aunque sí que de manera más concreta. Los expertos señalan ciertos beneficios que nos aporta este plato para nuestro organismo, los cuales nos despejan muchas dudas y nos da una solución especial para afrontar las cenas. Estos son los pros de tomar sopa de manera regular, según apunta el portal Doctissimo:

• Hidratación. La sopa contribuye a una hidratación suficiente gracias a ser rica en agua
• Buena digestión. Favorece el tránsito intestinal fluido gracias a su riqueza en fibras solubles, previniendo los constipados y la hinchazón
• Cena ligera. Es un plato ligero, bajo en grasas y calorías, que ayuda a no sobrecargar el organismo
• Antiinflamatoria. Se suelen cocinar con verduras, lo que dota a este plato de propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que fortalecen nuestras defensas

Igualmente, como hemos indicado, hay algún detalle importante a tener en cuenta. Si se espera tomar asiduamente, lo mejor es hacer sopas caseras y limitar el consumo de las industriales, ya que estas suelen tener altas cantidades de sal y grasas. Estas aumentan el riesgo de tener problemas de hipertensión o sobrepeso si se excede en su consumo, por lo que hacerlas nosotros mismos quita de un plumazo estos riesgos y nos permite elegir los ingredientes con las que las elaboramos.

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En este sentido, los expertos recomiendan un tipo u otro de opciones dependiendo de la época del año en la que nos encontremos. En verano se suele buscar que sean más refrescantes, siendo las mejores elecciones los gazpachos y las sopas frías de tomate o calabacín, mientras que en invierno nos pueden aportar un extra de calorcito haciendo recetas cremosas con alimentos tales como calabaza, coliflor o zanahoria.