El cerebro de las personas con predisposición a la dislexia es distinto: la diferencia se ve y está en la estructura
Un nuevo análisis sobre 35.000 adultos con dislexia -la muestra más grande hasta la fecha- revela diferencias estructurales en sus cerebros que "se correlacionan con una predisposición genética a la dislexia"
Para el estudio se han usado datos del Biobanco del Reino Unido, una de las bases de datos médicas más grandes del mundo. Eso le da una dimensión diferente a otros que se han hecho anteriormente con muestras infinitamente menores. Con apenas cientos de personas. Ahora se ha hecho sobre una muestra enorme: 35.251 pacientes con dislexia. El objetivo era entender mejor la enfermedad y los resultados son claros: El equipo de Clyde Francks y Sourena Soheili-Nezhad, del instituto Max Planck Instituto de Psicolingüística y la Universidad de Radboud vincula "estructuras cerebrales específicas con 35 variantes genéticas que se asocian a la dislexia y a otras afecciones".
Los investigadores ha calculado las puntuaciones poligénicas de la dislexia (PGS) para 8 rasgos genéticamente correlacionados con la dislexia y han evaluado imágenes de escáner cerebral de los pacientes. La coincidencia es clave: las puntuaciones PSG más alta de dislexia y la presencia de 35 variantes genéticas asociadas a la enfermedad se daban en los pacientes con dos estructuras cerebrales concretas.
La primera es la cápsula interna del cerebro. Su menor volumen se relacionó con una predisposición genética a la dislexia y el TDAH. También coincidía con las personas que demostraban un rendimiento más bajo en lectura y lenguaje.
La segunda estructura identificada es la corteza motora cerebral. Cuando es más pequeña, cuando tiene menos volumen también hay una relación muy específica con la predisposición genética a la dislexia.
El investigador Sourena Sohaili-Nejhad, del Departamento de Lenguaje y Genética del Instituto Max Planck de Psicolingüística ha respondido algunas preguntas de la Cadena SER:
¿Es la primera vez que trabajan con un conjunto de datos tan grande?
En los últimos años, nuestro equipo de investigación ha realizado varios estudios a gran escala sobre genética en relación con la estructura o la función cerebral. Entre ellos se incluyen estudios sobre la asimetría cerebral (diferencias entre los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho), el hecho de ser zurdo, las conexiones de la materia blanca y también en relación con las puntuaciones poligénicas de la esquizofrenia y el autismo. Para estos estudios solemos utilizar datos del Biobanco del Reino Unido, porque dispone de datos genéticos y de resonancias magnéticas cerebrales de muchos miles de adultos.
¿Por qué son importantes estas 35 variantes genéticas relacionadas con la dislexia? ¿ Cómo les han ayudado en este estudio?
Se conocían gracias a un estudio muy amplio sobre genética de la dislexia realizado por la empresa 23andMe en EE.UU, llevado a cabo en más de un millón de personas. Sin embargo, ese estudio no incluía datos de resonancia magnética cerebral. Lo nuevo de nuestro estudio es que hemos investigado las variantes genéticas en relación con la estructura cerebral cruzándolo con datos de resonancia magnética de miles de personas. De hecho, estudiamos muchas más que las 35 variantes genéticas principales que afectan a la dislexia. La contribución genética a la dislexia implica muchos miles de variantes genéticas en todo el genoma, cada una con un pequeño efecto en la probabilidad de tener dislexia, pero en combinación suman una contribución muy a tener en cuenta.
¿Cómo se relacionan el tamaño de la cápsula interna del cerebro o el volumen del córtex motor con la dislexia?
Hemos relacionado la probabilidad genética de padecer dislexia con estas dos estructuras cerebrales. Cuanto mayor es la probabilidad genética de dislexia de una persona, menor es el volumen de su corteza motora y menor es la densidad de sus fibras nerviosas en la cápsula interna. Se trata de efectos pequeños y sutiles, pero apuntan a que, en esas dos regiones del cerebro, las funciones neuronales podrían verse afectadas en las personas con dislexia.
¿Cómo influyen estas dos regiones en la lectura o en las habilidades lingüísticas de las personas?
En cuanto a la corteza motora, nuestro hallazgo es coherente con estudios anteriores que encontraron una asociación entre una menor competencia motora y peores habilidades de lectura. Esta asociación es probablemente compleja y se produce de distintas maneras. Por ejemplo, los bebés con mejores habilidades motrices podrían aprender más rápidamente habilidades relacionadas con el lenguaje, gracias a una mejor coordinación a la hora de producir sonidos del habla, señalar para seguir letras y palabras, o seguir el ritmo durante cánticos y canciones.
Otra posibilidad es que la motricidad no afecte directamente a la capacidad lectora, sino que ambas se vean afectadas por factores genéticos que repercuten en el desarrollo del cerebro. Por la cápsula interna pasan algunos tractos de fibras nerviosas que son importantes para la coordinación motora, pero también para otros muchos dominios cognitivos. Hemos descubierto que los efectos genéticos sobre otros rasgos, como el nivel educativo o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, también afectan a la cápsula interna.
Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...