Barry Jenkins reescribe la historia de 'Mufasa' con un relato sobre los refugiados y las formas de poder

Madrid

Hace 30 años que varias generaciones descubrimos por primera vez eso del ciclo de la vida, lloramos con la muerte de Mufasa, reímos con Timón y Pumba, aprendimos de la filosofía de Rafiki y celebramos a Simba como el nuevo Rey León. La historia, que siempre fue una tragedia shakesperiana y de inspiración bíblica, se convirtió en una de las películas más icónicas de toda la historia. Disney produjo varias secuelas en los 90 y en 2019, gracias a los avances tecnológicos y a esta era de nostalgia, estrenó una versión live action, con imágenes creadas por ordenador, que dirigió John Favreau, uno de los grandes capos de la compañía a cargo de títulos de Star Wars y Marvel. Ahora llega otra película derivada, Mufasa, una precuela también con imágenes virtuales para la que Disney eligió a Barry Jenkins, cineasta afroamericano ganador del Oscar por Moonlight y respetado en el circuito indie.

"Me encanta la primera película porque es donde empezó todo esto. También me encanta la forma en que surgió. No estaba destinada a ser una película tan importante de Disney. Era casi como un proyecto paralelo. Pero, por eso, creo que se hizo con una energía que era realmente pura y maravillosa. Creo que cuando pones ese tipo de energía en las cosas, normalmente resultan muy únicas y distintas. Sin embargo, mi versión favorita de El rey león es el musical. Toma todas las cosas maravillosas de la película animada original, pero hace que el continente africano sea el núcleo esencial de la historia", explicaba el director a la Cadena SER hace unas semanas durante su visita a Madrid para presentar una proyección de los primeros 40 minutos de la cinta.

La historia de esta precuela se articula con un gran flashback, con un anciano Rafiki narrándole a Kiara, la hija de Simba y nieta de Mufasa, cómo su abuelo llegó a ser rey y de dónde viene su amistad y enemistad con Scar. Un relato de orígenes también trágico que supone una relectura en manos de un autor como Barry Jenkins y el guionista Jeff Nathanson. Sin desvelar mucho, y tras ver la película completa en otro visionado, la trama nos descubre que un Mufasa cachorro quedó huérfano tras una riada y fue acogido por otra manada, es decir, fue un refugiado, en palabras del propio director, que creció con su hermanastro. "Es realmente una historia familiar sobre cómo nos cuidamos unos a otros y cómo nos comportamos en sociedad. Durante 30 años hemos asumido que Mufasa es perfecto, el maravilloso rey que desciende de un linaje real. Y en esta película, de repente, te enteras de que es huérfano. Literalmente podría haber sido un niño de cualquier país que acaba en un campo de refugiados, es adoptado por una familia y recibe todo este amor por parte de esta madre. Y es así cómo acaba siendo un líder maravilloso", dice Jenkins, quien compara esta historia con la de Lamine Yamal y Nico Williams, los jugadores españoles hijos de inmigrantes que se han convertido en ídolos de todo un país. "Aquí tenéis a estos chicos que no vienen de los mismos lugares que, por ejemplo, Iniesta, pero han acabado en el mismo sitio. Son símbolos de la grandeza de vuestro país y no hay nada malo con esto", añadía el realizador en un coloquio sin posibilidad de grabar y luego, durante la entrevista, evitaba responder a esta cuestión.

Y es ahí donde el director, autor de títulos de profunda carga social como El blues de Beale Street o, como productor, El ferrocarril subterráneo, saca su colmillo político. El pequeño Mufasa es educado por una leona mientras Taka, el que luego será Scar, es instruido por su padre con otros valores y exigencias, las del honor, la sangre y el linaje. Una reflexión sobre cómo entender el poder y gobernar que cambia el punto de vista. "El Rey León siempre ha girado en torno al patriarcado, pero realmente habla de un matriarcado. Simplemente sabíamos que Scar era malo y Mufasa era bueno y que gran parte de la película original trata sobre Mufasa y Simba, Simba y Mufasa contra Scar. Esta película trata mucho sobre las madres y sus relaciones con los hijos. Y eso me pareció realmente fascinante. Quería abrir esta otra puerta de El Rey León porque pensé que iluminaría algunas cosas nuevas para el público", declara.

Efectivamente Mufasa es una película sobre el viaje de dos hermanos nacidos en familias distintas pero sobre todo es una gran metáfora sobre el poder. Y más en un momento tan delicado en Estados Unidos. "Ojalá pudiera explicarlo intelectualmente pero no soy psicólogo ni antropólogo. No he estudiado gobiernos ni civilizaciones a ese nivel. Pero en la película sí está esa diferente entre padres y madres. Taka (el Scar joven) es lo que es porque Obasi domina y gobierna con ese orgullo. Y, sin embargo, la leona madre inspira otra forma de vida, si fuera ella quien gobernara, las cosas serían completamente diferentes", reflexiona de forma dispersa sobre las distintas formas de ejercer el poder y lo conectada con su propia historia personal en los últimos años. "Mi madre falleció cuando estaba rodando esta película y en cierta forma la energía de Eshe y Mafia, la madre y la madre adoptiva de Mufasa, son dos elementos que sentí que era importante que se vieran reflejados en la película", añade.

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Hay otros elementos y detalles sutiles que introduce esta precuela. Los estudios revisionistas criticaron que en la cinta original de El Rey León el malvado Scar fuera el único león negro y las hienas estuvieran doblados por actores afroamericanos en la versión original. Aquí el villano es un león blanco al que pone voz el danés Mads Mikkelsen. El actor es uno de los fichajes para esta entrega, al igual que la hija de Beyoncé, Blue Ivy Carter, que debuta en el papel de Kiara. Además, las nuevas canciones las firma el compositor de origen puertorriqueño Lin-Manuel Miranda. "Ha sido impresionante. Creo que tenemos esta imagen de Mufasa, es como el padre perfecto que vive en las nubes y nos otorga responsabilidad y nos enseña como ser gente mejor aún. Yo estaba sorprendido en en cada página del guión. Barry Jenkins es uno de nuestros mejores directores y trabajar con él fue un privilegio. El guion tenía todo el sentido musical, yo sabía dónde iban las canciones y eso no pasa todos los días. Cuando lo lees y ves una línea de diálogo y dices, ese es el título de una canción, eso es el título de otra canción. Y sentí eso como dos o tres veces leyendo el guión por la primera vez", cuenta por videoconferencia.

Mufasa es una historia de aventuras y traiciones, de venganza y liderazgo, del origen del amor y el odio de dos hermanos que acabaron enfrentados y traumatizaron a medio mundo. La cinta, con ese aspecto de imágenes por ordenador- videojuego que aún cuesta ver con animales, tiene un inicio fantástico, también guiños a los más nostálgicos -como la piedra donde fue levantado Mufasa-, y otros momentos más irregulares en su nudo y desenlace para complacer el arco narrativo de los personajes. Eso sí, Barry Jenkins, que dice que ha gozado de absoluta libertad dentro de Disney trabajando con parte de su equipo habitual, muestra su ambición por reescribir parte de la historia de cine y por respetar la mirada al continente africano. "No pude ir a África para hacer esta película por el Covid, pero teníamos un equipo artístico completa, un equipo de exploradores por el continente. La película empieza en algún lugar alrededor de Tanzania, Uganda, pero luego nos arrastran rápidamente hasta el desierto y tiene hacer su viaje de regreso desde el centro sur de África hasta el noreste del continente. Nos pusimos en contacto con personas de todo el país. Teníamos artistas tomando fotos, haciendo bocetos, mostrándonos todos estos diferentes entornos que eran importantes para ellos en esa región", concluye.