Campos de deportación
Una Europa cada vez más insensible se olvida de sus valores más profundos, los que la han diferenciado de otras partes del mundo
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Madrid
Durante 2024, la mortandad de conflictos como los de Ucrania y Gaza ha hecho olvidar otras guerras enquistadas, algunas desde hace muchos años.
La mayor parte de ellas se desarrollan en el continente africano, al otro lado del Mediterráneo. Hay conflictos bélicos entre distintos Estados, pero también dentro de las fronteras de un mismo Estado.
Las consecuencias humanas, además de las miles de víctimas mortales que generan los enfrentamientos, se hallan en el continuo crecimiento del número de desplazados que huyen de la violencia. A ellos se les han unido en los últimos años los que se alejan de los fenómenos de la emergencia climática, como por ejemplo las sequías que causan tanta hambre.
Muchos de esos desplazados, en ocasiones invisibilizados, buscan desesperadamente otra vida en la vieja Europa, y se encuentran cada vez con más frecuencia con el rechazo de los países y de los ciudadanos.
Ahora, la Comisión Europea coquetea con las recetas de la extrema derecha y estudia la creación de campos de deportación para inmigrantes en terceros países, mientras se tramitan sus solicitudes de ayuda. Este es un invento de la primera ministra italiana, la ultra Giorgia Meloni, que quiso instalar esos campos en Albania, lo que hasta ahora han impedido los tribunales.
Una Europa cada vez más insensible se olvida de sus valores más profundos, los que la han diferenciado de otras partes del mundo.
¡Felices fiestas!
Joaquín Estefanía
Es periodista, exdirector del periódico 'EL PAÍS' donde sigue firmando columnas. También colabora en...