"Ha dejado algo para el futuro: que las víctimas no sean quienes sientan la vergüenza": Estefanía Molina destaca la importancia social del caso de Gisèle Pélicot

El tribunal penal de Aviñón, al sureste de Francia, ha declarado culpable de todos los cargos a Dominique Pélicot en el juicio por las violaciones múltiples durante casi una década a su mujer, Gisèle, a la que drogaba para que otros hombres también pudieran abusar sexualmente de ella. El jurado le ha impuesto la pena máxima que solicitaba la Fiscalía, de 20 años, y también ha considerado culpables al resto de los 51 hombres acusados en el juicio: 47 han sido inculpados de violación, dos son culpables de un intento de violación y otros dos, de agresión sexual. Se pone así fin a un juicio que ha sacudido a Europa y al mundo y en el que la víctima, Gisèle Pélicot, de 72 años, decidió enfrentar el proceso a cara descubierta y así romper el silencio y acabar con la vergüenza que históricamente han cargado las víctimas de violencia sexual. Su lucha no solo buscaba justicia, sino también un cambio cultural profundo, como ella misma aseguró: «Que la vergüenza cambie de bando». En «El Abierto» de «Hoy por Hoy» de este jueves, los tertulianos Estefanía Molina, Víctor Lapuente y Javier Aroca analizaron las implicaciones de este caso, subrayando la necesidad de un combate frontal contra la violencia machista y la complicidad estructural que la sostiene. Para Estefanía Molina, el impacto del caso trasciende el ámbito judicial. «Esto ya ha dejado algo para el futuro: que las víctimas no sean quienes sientan la vergüenza», ha afirmado, elogiando el valor de Pélicot al afrontar el juicio públicamente. Molina ha destacado que este proceso no solo busca reparar un «dolor terrible», sino que también señala una transformación cultural. «La vergüenza la tienen que sentir los acusados y toda persona que vulnera la libertad sexual de otro», ha añadido. Molina también se ha enfocado en el carácter excepcional del caso, que desafía estereotipos sobre las víctimas y los agresores: «Gisèle es una mujer adulta, lo que demuestra que los abusos no solo afectan a jóvenes. Y esos hombres eran personas comunes, que llevaban vidas aparentemente normales». Para Molina, el juicio refleja las complejidades de una violencia sistémica que muchas veces se oculta incluso dentro de las familias. Víctor Lapuente ha calificado a Gisèle Pélicot como «la mujer del año para todos». Para él, el caso representa un punto de inflexión en la lucha contra la violencia de género en Europa. «Este no fue un crimen individual, sino colectivo y continuado en el tiempo, lo que lo convierte en uno de los casos judiciales más relevantes en Europa en años», ha asegurado. Lapuente ha criticado las lagunas legales que persisten en países como Francia, donde la legislación no reconoce la violación en ausencia de violencia explícita. «Francia debe seguir la estela de países como España, que han incorporado el consentimiento explícito en sus leyes», ha subrayado. También ha señalado la importancia de este juicio como advertencia social: «El heroísmo de Gisèle es admirable, pero con eso no basta. Este caso debe impulsar una reflexión colectiva y reformas legales contundentes». Javier Aroca no ahorró palabras para calificar a los responsables del caso. «Dominique Pélicot es un auténtico miserable y un mierda, y nos quedaríamos cortos. Pero esta actitud no es aislada, es parte de una cultura de dominación masculina que debemos erradicar», ha sentenciado. Aroca ha vinculado esta violencia a los discursos negacionistas promovidos por sectores ultraconservadores. «Hay activistas cotidianos en la judicatura, la policía y los medios de comunicación que siguen negando la violencia contra las mujeres. Debemos combatir ese negacionismo y armarnos con legislaciones más valientes», ha afirmado. Además, ha destacado que casos como este evidencian la necesidad de reforzar las leyes existentes y aplicarlas sin trabas: «Cuando aprobamos leyes como la del solo sí es sí, debemos respaldarlas y no sabotearlas. Es una gran pequeña conquista de legislaciones valientes que debemos defender».

"Ha dejado algo para el futuro: que las víctimas no sean quienes sientan la vergüenza": Estefanía Molina destaca la importancia social del caso de Gisèle Pélicot

La mujer, de 72 años y que fue sedada durante años por su marido para ser violada por él y, por al menos, otros 51 hombres, decidió romper el silencio y enfrentarse al proceso judicial a cara descubierta

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