Lucía Méndez: "Rato pudo librar a su secretaria de la imputación, pero no lo hizo. La dejó en un infierno"
La periodista relata en Hora 25 el sufrimiento de Teresa Arellano, la ex secretaria de Rodrigo Rato
Lucía Méndez: "Rato pudo librarla de la imputación, pero no lo hizo. La dejó en un infierno"
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Madrid
Teresa Arellano puede respirar hoy tranquila. La justicia ha separado, por fin, su futuro del que fuera su jefe Rodrigo Rato. El ex vicepresidente del gobierno y ministro de economía de José María Aznar ha anunciado recurso contra la sentencia de la Audiencia de Madrid, que lo ha condenado a cuatro años y nueve meses de cárcel por tres delitos fiscales, blanqueo de capitales y corrupción entre particulares. El tribunal considera probado que el exministro defraudó a Hacienda en 2006 cuando era director del FMI en Washington, ya que mantenía "todo su patrimonio e interés económico en España" y estaba obligado a presentar sus declaraciones fiscales en este país.
La sentencia absuelve a empleados y personas de confianza de Rodrigo Rato. Entre los absueltos, está Teresa Arellano, su secretaria y persona de confianza durante décadas. "Esto es una historia humana, no una historia política", subraya la periodista de EL MUNDO Lucía Méndez y buena conocedora del sufrimiento de la secretaria de Rato.
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El caso de Teresa Arellano deja al descubierto la decepción personal que ha vivido esta profesional. Méndez detalla que Rato pudo librarla de su calvario, diciendo que ella no había hecho nada, pero prefirió no hacerlo y, con esa decisión, dejó a su secretaria con "la vida suspendida durante 9 años y las cuentas embargadas".
Arellano acompañó a Rato en todos su cargos, era su persona de confianza, pero cuando él empezó a tener problemas con la justicia, "entraron en la casa de esta mujer en un barrio modesto de Madrid y la detuvieron". Él también tuvo las cuentas embargadas, aclara Méndez, pero él "ha seguido viviendo como un oligarca".
La única culpabilidad de Arellano ha sido, según la periodista de EL MUNDO, la lealtad que mantuvo a su jefe. "El único delito que Teresa cometió fue creer a Rodrigo Rato y descubrir que Rodrigo Rato era una gran mentira", lamenta Méndez que destaca el "sentido del honor castellano" que tiene Arellano.