Política

El "deshielo" del PP con Junts facilita a Sánchez la foto con Puigdemont

Los dos principales partidos cierran el curso avanzando en la normalización de sus relaciones con los partidos independentistas: el PP abraza abiertamente la posibilidad de alcanzar acuerdos puntuales con Junts; Sánchez alienta una reunión presencial con Carles Puigdemont antes de que se le aplique la ley de amnistía

Madrid

“Puigdemont no ha pagado por sus crímenes”, se podía leer en la pancarta de uno de los miles de manifestantes que el PP sacó a la calle hace unos meses para protestar contra la aprobación de la ley de amnistía. La última concentración convocada por Génova se celebró en mayo de este mismo año, coincidiendo con el arranque de la campaña de las elecciones europeas y con el final de la tramitación parlamentaria de la norma antes de su entrada en vigor.

Apenas han pasado seis meses de esa última concentración, pero los populares han iniciado ya abiertamente el proceso de normalización de sus relaciones con Junts, un partido al que hasta ‘antes de ayer’ acusaban de “promover el terror” o impulsar un golpe de Estado durante el procès.

Pero el acercamiento de los populares a Junts no es fruto de la casualidad o la improvisación. El PP lleva semanas trabajando en la estrategia, intentando atraer a los independentistas para sacar adelante medidas o iniciativas, en materia económica y fiscal, que visibilicen que hay una mayoría alternativa y de derechas en el Congreso. Ese intento cristalizó la semana pasada cuando los diputados de PP, VOX, Junts y PNV unieron sus votos para derogar el impuesto a las energéticas en contra del criterio del Ejecutivo. Hasta ese momento, la coincidencia de los votos de esas formaciones apenas había servido para aprobar proposiciones no de ley o medidas sin efectos prácticos para los socios de izquierdas.

La estrategia, que no está exenta de riesgos, ya ha provocado los primeros recelos internos, pero el partido está convencido de que la recompensa de ver al Gobierno sufrir semana tras semana, votación tras votación, es mayor. El líder del partido en Cataluña, Alejandro Fernández, ha sido el primero en expresar las reticencias advirtiendo de que Puigdemont es “un material tóxico y radioactivo” y apostando por quitarle la llave de la política nacional. El diputado del PPC logró mejorar los resultados de la formación en las elecciones autonómicas del pasado mes de mayo con un discurso duro contra el independentismo catalán que choca con el deshielo que promueven ahora desde la dirección nacional.

La semana pasada fue el propio presidente del PP el que durante la tradicional copa de navidad del partido celebraba la cercanía con Junts, al que calificaba como un ”partido coherente” con el que admitía tener cierta “afinidad”. Feijóo aseguraba ante los periodistas que su intención es que el próximo año sirva para profundizar en esa relación, una idea a la que este lunes ha puesto voz el propio Miguel Tellado en el Congreso: "En todo el que coincidimos estoy seguro de que Junts encontrará nuestros votos y nosotros encontraremos los suyos", auguraba.

"Estrategia hipócrita"

El portavoz del PP en el Congreso aseguraba que si el acercamiento de su partido a Junts provoca recelos en algún sitio es en el PSOE, apuntado al temor de los socialistas a la fragmentación del bloque que permitió la investidura del presidente. Sin embargo, los socialistas aseguran que no ven en la alianza una amenaza para su estabilidad. Creen que es muy difícil que, más allá de acuerdos puntuales en temas económicos, PP y Junts puedan ponerse de acuerdo para desbancar a la coalición proponiendo un candidato alternativo. Para el presidente del Gobierno esa posibilidad es política ficción, así lo calificó en una conversación informal con la prensa hace unos días. Este lunes ha tildado de estrategia hipócrita que el PP haya pasado de convocar protestas en la calle contra la amnistía, a sacar pecho por pactar con los diputados del partido de Puigdemont.

Sin embargo, en las filas socialistas hay quien ve este acercamiento del PP a Junts como una oportunidad para explicar y justificar sus propios acuerdos con mayor naturalidad. Sánchez asume que en los próximos meses tendrá que dar el paso de reunirse en persona con Carles Puigdemont, antes incluso de que la justicia le aplique los beneficios de la ley de amnistía. Será una foto incómoda para una parte de la formación que aún ve con recelo las relaciones con los independentistas. Pero en las últimas horas, y tras hacerse evidente la estrategia de Feijóo, hay dirigentes socialistas que defienden que el deshielo del PP hará menos creíbles las críticas que recibirán por esa reunión presencial.

 
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