Una nutricionista señala lo peor de los atracones de las comidas y cenas navideñas: es algo que hacemos todos
Las cenas de trabajo, las quedadas con amigos y las tradicionales cenas de Navidad llenan nuestro calendario de eventos que giran en torno a dos cosas: la comida y la bebida
Una nutricionista señala lo peor de los atracones de las comidas y cenas navideñas: y es algo que hacemos todos
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El jamón, los langostinos, el centollo, son alguno de los alimentos típicos que protagonizan nuestros encuentros navideños en estas fechas. Las cenas de trabajo, las quedadas con amigos y las tradicionales cenas de Navidad llenan nuestro calendario de eventos que giran en torno a dos cosas: la comida y la bebida. Y nadie se escapa de haberse pasado con la comida y la bebida en las celebraciones navideñas.
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Miles de personas, incluso, llegan a acabar en la consulta del médico con problemas de indigestión. Pero, ¿por qué nos empeñamos en comer más de lo que debemos?, ¿es posible disfrutar de una Navidad sin atracones? Nuestros compañeros de Código de Barras resuelven estas y otras dudas nutricionales con la ayuda de Beatriz Robles, nutricionista y tecnóloga de alimentos que habla sobre el hambre emocional y cómo podemos paliarla.
"Todos nos reconocemos en esas conductas que se traducen en que estamos a las 18:00 horas de la tarde, todavía sentados a la mesa, seguimos picoteando porque quedan turrones, quedan peladillas, alguien nos ofrece un café, espera que salga el champán", explica Robles, reconociendo que las tradiciones de estas fechas no ayudan a que dejemos de comer. La nutricionista hace una distinción clara entre el hambre fisiológica, que sería el "real" y aparece de forma gradual, paliándola comiendo y que desaparece una vez saciado; y el hambre emocional, con la que tenemos preferencias por ciertos alimentos, queremos saciarla de manera inmediata y, aunque estemos llenos, seguimos comiendo.
Navidad sin empachos, ¿es posible?
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Pero, para Robles, lo peor de esa hambre emocional es, sin duda, la invasión de pensamientos negativos tras la ingesta. "¿Quién no ha dicho eso de 'buf, cómo me he puesto hoy, pues no ceno, mañana voy al gimnasio y hago sesión doble'?", reconoce la nutricionista. "Tengamos en cuenta que si este tipo de comportamiento respecto a la comida se restringiese a los días festivos no habría mayor problema porque realmente son cuatro días festivos. Pero es que empezamos las Navidades muchísimo antes de lo que marca el calendario", detalla Beatriz Robles,
Los turrones y los mazapanes pueden seguir pululando por nuestros hogares bien pasado el 6 de enero. Beatriz Robles señala que son muchos días de excesos, de comidas y cenas muy abundantes, de beber más de la cuenta y es lo que puede "descompensar un poco tanto el peso como la relación con la comida".