El arrayán morisco y las plantas imprescindibles en Navidad
Hay tantas que se podría decir que hay para todos los gustos
Madrid
Lo que traigo hoy es una rareza, es una maravilla. Me la ha regalado mi amigo Fran Villegas, que es jardinero en la Alhambra, al que podéis seguir en su cuenta de Instagram. La plantita que tenemos aquí es un arrayán que proviene de Granada, donde los cultivan por esquejes Carmen y Pepe, jardineros de la Universidad de Granada. Esta institución, y su jardín botánico, tiene un programa para recuperar el arrayán morisco (Myrtus communis subsp. baetica) o mirto morisco.
El arrayán morisco y las plantas indispensables en Navidad
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Este arrayán es el arbusto que utilizaban los nazaríes en la Alhambra para hacer sus setos. De hecho, en la Alhambra todavía queda algún pie medieval, y hay un plan para introducirlo como seto en espacios donde había otras especies, como el boj (Buxus sempervirens) o el durillo (Viburnum tinus).
El arrayán o mirto es una planta excepcional, de la misma familia que los eucaliptos (Eucalyptus spp.). Pero el mirto es de origen mediterráneo, en donde se cultiva desde hace siglos. Guarda con el eucalipto la bondad del aroma en sus hojas, apreciable en cuanto partimos una por la mitad, y nos deja ese perfume fuerte y resinoso tan agradable.
La principal diferencia que tiene este mirto con respecto a los que vemos habitualmente en las floristerías y en los viveros es el mayor tamaño de sus hojas. De hecho, he traído una ramita de un mirto común (Myrtus communis) para comprobar la diferencia. Las hojas del morisco son mucho más grandes.
Las plantas indispensables en la Navidad
Aquí ya hemos hablado muchas veces de la flor de Pascua, del cactus de Navidad. Hay tantas que se podría decir que hay para todos los gustos. Lo primero, ¿por qué una planta se liga a la Navidad? Por algo tan sencillo como florecer o fructificar en estos días de fiesta. Así ocurre con las dos mencionadas, la flor de Pascua (Euphorbia pulcherrima) y el cactus de Navidad (Schlumbergera cv.). Pero también ocurre con los eléboros o rosa de Navidad (Helleborus orientalis cv.), una planta que se comercializa en estas fechas, y que es ideal para una jardinera en la ventana o en el balcón. Tiene unas flores muy curiosas, de colores blancos, rojizos o verdosos, y todo el que las ve se enamora de ellas, por su singularidad. A eso hay que unirle sus grandes hojas compuestas muy hermosas, de color verde oscuro. Una ventaja de estos eléboros es que crecen muy bien en la sombra más luminosa, sin que les haga falta el sol directo. Yo todavía no he traído ninguno, pero no creo que tarde, porque es una planta que me gusta muchísimo.
También por sus frutos, que ahora están rojos, se asocia al acebo (Ilex aquifolium) con la Navidad. De hecho, sus ramas y hojas cargadas de frutos se suelen ver decorando las mesas y las coronas de Navidad.
Esa es su intención, que los frutos sean muy llamativos, especialmente para las aves. Ahora en el invierno, en cualquier paseo por un parque o por un jardín, será fácil ver alguna planta con frutos de color rojo, como le ocurre al cotoneaster (Cotoneaster spp.) o al bambú sagrado o nandina (Nandina domestica). La finalidad de este color es doble: por un lado, avisar de que el fruto ya está maduro, y la de llamar la atención a sus principales distribuidores, que son las aves, que se ven muy atraídas por este color. Petirrojos, mirlos, palomas, zorzales… aves que están presentes tanto en los pueblos como en las ciudades, se encargarán de comerse estos frutos y después dejarán sus semillas lejos de la planta madre. Así extenderán a estas especies por una zona aún más amplia. Y así sí podemos ver frutos de Navidad también en nuestros parques.
Eduardo Barba
Eduardo Barba Gómez es jardinero, investigador botánico en obras de arte, paisajista y profesor de jardinería....