Código de Barras
Sociedad

"Hay cierta aceptación social": por qué comemos tanto en Navidad sin siquiera darnos cuenta

Una nutricionista explica eso que hace que no podamos decir que 'no'

"Hay cierta aceptación social": por qué comemos tanto en Navidad sin siquiera darnos cuenta

A pesar de los buenos propósitos que podamos plantearnos para el Año Nuevo, está claro que las fiestas navideñas no es un buen momento para tratar de ponernos a dieta. Desde hace semanas, las comidas y cenas navideñas invaden nuestro calendario. La multitud de cenas de trabajo, los reencuentros con amigos, las reuniones de amigo invisible y los compromisos familiares, hacen imposible controlar lo que comemos y bebemos.

Más información

Desde el equipo de Código de Barras, han hablado con un par de expertas para saber qué podemos hacer tratar de limitar los atracones propios de estas fechas y conocer alternativas más saludables para nuestras celebraciones. La investigadora de la Universidad Oberta de Catalunya, Mireia Obón-Santacana, ha compartido una guía de consejos entre los que destaca la forma de organizar el plato.

La experta explica que la clave está en el 'plato de Harvard', una metodología que detalla cómo hay que dividir el plato, con la ración exacta de verdura o fruta, proteína e hidratos de carbono. Además, insiste en que la consumición de alcohol, otro de los grandes protagonistas de estas fiestas, con el estómago vacío, incrementa el apetito, por lo que hay que tratar de evitarlo y reducirlo a solo en las comidas.

La nutricionista y tecnóloga de alimentos Beatriz Robles asegura que podemos diseñar y disfrutar de menús que sean más saludables, pero es algo que ve complicado. "El problema al que nos enfrentamos también es que estamos sometidos a estímulos externos que nos incitan a comer", señala Robles. Y es que, con la mesa muy bien puesta, el resto de seres queridos comiendo y bebiendo, ¿cómo de sencillo es controlarse?

Navidad sin empachos, ¿es posible?

Encontrar el momento para parar aunque ya estamos llenos resulta más difícil. "Tenemos estímulos que hacen que pasemos por alto esas señales de saciedad que reconocemos habitualmente porque estamos distraídos con la conversación, con el ambiente, también hace que comamos sin ser muy conscientes de lo que estamos comiendo, porque estamos pendientes de otras cosas", detalla Robles.

Pero para la experta, hay algo que es imposible de negar en este tipo de celebraciones y que justifica también por qué comemos tanto. "Hay algo que es una presión social que a veces es importante y no solo para seguir comiendo", dice Robles. Las situaciones familiares en la que el resto de comensales nos dicen "prueba esto, esto está rico, no has probado este plato", favorecen que perdamos el control. Esto también ocurre a la hora de consumir alcohol con comentarios tipo "venga, una copita más", un "cómo no te vas a tomas la copa de champán" o un "cómo vas a brindar con agua".

Robles asegura que resistir esa presión social en las celebraciones navideñas resulta complicado. "Hace que comamos y, algo que es un poco más grave desde mi punto de vista, es que bebamos más de lo habitual o bebamos incluso sin ganas", explica. "Estamos ingiriendo un tóxico que no deja de estar socialmente aceptado. Y en esa aceptación social también entra ese comer grandes cantidades de alimentos, porque en otros momentos seguro que alguien quizá te llamaría la atención", reconoce.