"Mamá, deja de decir que estamos arruinados": los negocios destrozados por la DANA recuperan la vida dos meses después de las inundaciones

Este 24 de diciembre no es una Nochebuena normal en Valencia. Miles de personas siguen intentando recuperarse de los efectos devastadores de la DANA, que el 29 de octubre provocó la mayor catástrofe natural de la historia de España. No solo fueron los 215 fallecidos en la provincia valenciana (223 en toda España), sino todos los daños materiales y vidas destruidas que dejó en municipios como Alfafar. O Paiporta. O Catarroja. O Sedaví. O Benetússer. Allí es donde se centra la historia que les queremos contar este 24 de diciembre. Una triste historia con, de momento, final feliz. Es la historia de Cristina, propietaria de una panadería-pastelería en uno de los municipios más afectados por las inundaciones. Su local, como tantos otros, fue arrasado por el agua, que se llevó mobiliario, batidoras, hornos… En definitiva, todos los utensilios que necesitaba para trabajar. Tal y como reconoce en «Hoy por Hoy», Cristina pensaba que ese era el final de su negocio. Sin embargo, fue gracias al empuje de decenas de voluntarios, familiares y, sobre todo, su hijo, de apenas 14 años, según admite a José Luis Sastre, lo que le permitió reunir las fuerzas para trabajar hasta poder reabrir. Algo que parecía imposible. El primer problema que tuvo que afrontar Cristina no fue la reconstrucción de su establecimiento. Fue evitar que los ladrones que protagonizaron los saqueos que vinieron tras la DANA se llevaran lo poco que le quedaba. Pero detrás estaba el verdadero drama. La necesidad de afrontar una reconstrucción en un municipio totalmente destruido. Tras vaciar el local, turno de limpiarlo. Y la sensación de que ese era el final. Su primer pensamiento fue claro: «Estoy arruinada». Hasta que su hijo le pidió que no repitiese esa palabra jamás. El motivo no solo era ella. Era su padre. «Papá no te dice nada, pero se pone muy triste, le cambia la cara. Te pido por favor que no lo vuelvas a decir». Y a partir de ese momento, el cambio de chip. Cristina todavía se emociona. Le prometió a su hijo que nunca más iba a decirlo. Que no iba a pensarlo más. Que iban a salir de esa situación lo antes posible. Y así fue. Hora tras hora, día tras día, trabajando sin descanso y haciendo todo lo posible para volver a reabrir cuanto antes. Y lo logró. Esta panadera cree que hay que seguir luchando para avanzar. Para salir del lodo. Aunque sabe que no es fácil. Sabe que hay mucha gente en peor situación que ella. Pero a todas esas personas les pide que saquen la fuerza que tienen dentro. «Que continúen lo antes posible. Que el pueblo salva al pueblo es totalmente real», asegura. Y es que ella ha recibido el cariño de toda la gente del pueblo y de muchos otros que, viendo que su negocio está abierto y, aunque no la conocen de nada, van a comprar el pan o los dulces a su panadería. Cristina reconoce que, en años anteriores, sus ventas por estas fechas estaban disparadas. Eran más del doble de lo que ha logrado despachar en los últimos días. Pero no le importa. Ella está realmente contenta. Porque, pese a que el municipio sigue entre barro y escombros, la gente está respondiendo. Gente que no tiene la misma alegría. Como ella misma. Pero lo que no pierde es la esperanza. «Lo conseguiremos. Lo vamos a conseguir entre todos». Marga Carrión, responsable de la carnicería Cobel de Sedaví, en la que trabajan 13 personas, no se imaginaba que dos meses después de la DANA su local iba a estar lleno de gente. «Desde el primer día, mis hijos y yo estábamos ya quitando barro de la carnicería. Estuvimos un mes sacando barro, pero también hemos recibido algunas donaciones de muebles», ha explicado en Hoy por hoy. «Afronté la campaña de Navidad con miedo porque no pensaba que fuera a tener la respuesta de la gente que he tenido. Pero los vecinos están apostando por el comercio local y vienen a apoyarnos», ha añadido. «Eso sí, mi Navidad está siendo muy buena porque otros siguen cerrado... y eso es triste». Carrión, que ha recibido ya un par de ayudas de la Generalitat y del Gobierno, ha explicado también que los ánimos están muy bajos, pero que mucha gente se ha propuesto celebrar estos días pensando en los niños. La hostelera María José Montero ha explicado que también han vuelto a poner en marcha su restaurante de LAlbufera con dificultad porque muchos de sus clientes siguen sin tener coche. Muchas de las reservas, además, no han llegado hasta los últimos días. «Muchos días de entre semana no hemos tenido ninguna reserva, cuando aquí no hemos tenido tanta afectación por la DANA. Nosotros trabajamos mucho con cruceros y ni siquiera atracaban en Valencia».

"Mamá, deja de decir que estamos arruinados": los negocios destrozados por la DANA recuperan la vida dos meses después de las inundaciones

Muchos negocios de los municipios más afectados han reabierto dos meses después de unas inundaciones que destrozaron sus pueblos y sus locales

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