'Nosferatu', un clásico del siglo XX por el maestro del terror del XXI
Robert Eggers dirige esta adaptación de la novela de Bram Stoker y de la película de Murnau, con Bill Skarsgard interpretando al conde Orlok y Willem Dafoe al profesor que se enfrenta al monstruo de la noche
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Madrid
El 4 de marzo de 1922 se estrenó, en el Jardín Zoológico de Berlín, Nosferatu, dirigida por Friedrich Wilhelm Murnau con Max Schreck como protagonista. La película estaba inspirada en la novela de Bram Stoker, Drácula, de 1897, pero, para sortear los derechos de autor, no la situaron en Transilvania y cambiaron algunos nombres. El Conde Drácula dejó de ser un apuesto noble seductor para ser Conde Orlok, un hombre monstruoso, con cara de rata y esos dientes tan característicos. Sin embargo, años después, la viuda de Stoker fue informada del estreno, de las similitudes, demandó, ganó, la indemnizaron y el juez ordenó destruir todas las copias. Solo unas pocas se salvaron en todo el mundo, ya que había sido distribuida a diferentes países con diferentes versiones y subtítulos.
Reconstruida décadas después y tratando de ser lo más fiel posible a la obra original de Murnau, Nosferatu es una obra de culto del cine expresionista alemán que ha tenido numerosas adaptaciones, más o menos fieles a la novela original de Stoker. En 1979 Herzog estrenó Nosferatu el vampiro, un homenaje a la cinta de Murnau. En 1992 cabe destacar la célebre adaptación de Francis Ford Coppola, Drácula, de Bram Stoker. Divertidísima la comedia que dirigió Mel Brooks en 1995, Drácula, un muerto muy contento y feliz, con el gran Leslie Nielsen interpretando al vampiro (o vámpiro) y al propio Brooks como el profesor Van Helsing. En el año 2000 La sombra del vampiro, una sátira sobre el rodaje de la película de Murnau en la que un siempre convicente Willem Dafoe encarnó al monstruo de la noche y por la que recibió una nominación a los premios Oscar.
A este Nosferatu de Robert Eggers le da vida Bill Skarsgård, el payaso Pennywise de It, tan caracterizado que cuesta reconocerlo. Orlok es un ser repugnante, pero con cierta sensualidad y erotismo embriagador. "Nunca me has satisfecho como él", dice en un momento la protagonista, Ellen Hutter, a quien interpreta Lily-Rose Depp, la hija de Johnny Depp y Vanesa Paradis. Eggers también cuenta aquí con Dafoe, que interpreta esta vez al profesor Albin Eberhart von Franz, desacreditado por su fascinación por el ocultismo. El intérprete comparte con su personaje ese interés por lo fantástico, confiesa en la Cadena SER. ¿Qué tiene el género de terror que tanto nos gusta? "Los elementos mágicos. Con ellos puedes alejarte de la psicología tradicional y, cada vez que eso ocurre, es una liberación. Y te permiten considerar más a fondo las cosas que nos preocupan, que realmente impulsan nuestras vidas y nuestra curiosidad. Porque siempre que la psicología es reconocible, puedes subirte a ese tren y disfrutar de una buena historia sin cuestionarte lo mágico. Creo que puedes dar un salto y considerar otras cosas. Puede ser un detonante. Puede ser un disparador para tu imaginación y tu curiosidad. Y creo que este género, y también la forma en la que trabaja Robert, son un detonante para mí. Por eso me gusta estar cerca de él e involucrarme en películas de género como esta", explica Dafoe.
Robert Eggers, diseñador, guionista y director es uno de los maestros del terror del siglo XI. Debutó con éxito con La bruja, Premio de Dirección en el Festival de Sundance, en la que nos llevaba a un bosque de la Nueva Inglaterra del 1630, al seno de una familia puritana aterrorizada por la brujería. Eggers también contó con Willem Dafoe en El faro, donde interpretaba a otro personaje atormentado, un envejecido farero y su aprendiz en otro cuento de terror claustrofóbico. ¿Qué tiene de particular su Nosferatu? "Lo más diferente de este frente a otros Nosferatus o Dráculas es que es la historia de Ellen, la historia de la protagonista femenina, desde el principio. En la película de Murnau y en la versión de Herzog, ella emerge como protagonista, pero aquí es siempre su historia desde el principio", apunta el director.
La protagonista es Ellen Hutter, con quien está obsesionado Nosferatu, que la ve como su alma gemela. Se presenta en sus sueños, invade su conciencia con fuerza. Ellen está casada con Thomas Hutter, interpretado por Nicolas Hoult, que viaja desde Inglaterra hasta el castillo del conde con la esperanza de cerrar un acuerdo de compraventa con él y complacer a su jefe de la inmobiliaria en la que trabaja. Hoult ya interpretó a Renfield en la película homónima de Chirs McKay con Nicolas Cage. Aaron Taylor-Johnson y Emma Corrin son Friedrich y Anna Harding, matrimonio amigo de la pareja protagonista. Les hemos preguntado por el protagonismo de las mujeres en esta película, por esa sexualidad reprimida en la sociedad burguesa, uno de los temas que abordaba el Nosferatu de Murnau, este también, aunque de la histeria femenina de la época lo traslada Eggers a una suerte de reflexión sobre la salud mental. "Creo que hemos progresado mucho en esa área, pero creo que siempre hay más por hacer. Y creo que eso es algo que Rob ha hecho muy bien en este volver a contar, que es centrarlo en el personaje de Lily-Rose Depp, Ellen, el hecho de que no le crean y, de hecho, solo hay una persona que le cree. Y luego recae en sus hombros hacer este enorme sacrificio para salvar al resto de la humanidad. Así que creo que es una representación muy hermosa y conmovedora de la valentía que conlleva tener que luchar por la salud mental y arreglártelas por tu cuenta", afirma Corrin.
Eggers es muy fiel a la película original, llena de guiños. También al Drácula de Coppola y al de Tod Browning de 1931. En este Nosferatu tampoco se habla de Transilvania, aunque nos traslada al castillo donde el Conde Drácula estuvo preso. Los exteriores del castillo son los de Vajdahunyad en Transilvania, pero los interiores son decorados, porque rodaron todo en la República Checa, salvo un par de exteriores en Transilvania. "He visitado muchas veces el castillo de Hunyad, pero una de las razones por las que construimos los decorados es para controlar y mover la cámara, pero también porque lo han restaurado últimamente, así que ya no es espeluznante, sombrío y horrible, es muy Disney y brillante. Pero también creo que es el castillo que inspiró el castillo de Drácula, porque cuando Stoker lo vio dibujado en un libro sobre las supersticiones de Transilvania, las almenas estaban todas rotas, la aguja estaba rota, pero aún conservaba esa grandeza. Y creo que ese fue su modelo para el castillo de Drácula", nos cuenta Eggers.
Cinematográficamente, es un acierto el juego entre el blanco y negro y el color, la fotografía, esas escenas que parecen cuadros de Vermeer. "Básicamente, la luna, todo lo que está iluminado por la Luna está muy cerca del blanco y negro, porque así es como tus ojos ven realmente la luz de la Luna. Inconscientemente nos gusta proyectar colores ahí, pero en realidad no es así. Así que esa fue nuestra elección", explica. Para quien no haya visto ninguna versión anterior, este Nosferatu puede convertirse en un clásico del siglo XXI. Los que hemos visto todo lo que se ha hecho en torno a la novela y la película, nos ha resultado aburrido, aunque visualmente precioso.
Confiesa Aaron Taylor-Johnson que le costaba llegar a casa, con sus dos hijas pequeñas, y desprenderse de toda esa oscuridad, ese poso inquietante, intenso de la película y su atmósfera. Coincide con Corrin, que nos cuenta que se llevó al rodaje a su perro Spencer, un homenaje al papel de Diana que interpretó. El Nosferatu de Murnau reflejaba la naturaleza depredadora y sanguinaria del ser humano y de toda forma de vida, tras la Primera Guerra Mundial y el ascenso de la dictadura en la época de Weimar. Un siglo después, lo gótico, el terror sigue siendo el género ideal para describir nuestra sociedad. Para Robert Eggers es "un gran lugar para explorar quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Es un lugar que siento como acogedor, pero, al mismo tiempo, puedo explorar con él la oscuridad también".
¿De dónde procede el mal?, es una de las preguntas que nos plantea Nosferatu. ¿El mal viene de nuestro interior o de afuera? ¿Dónde encontrar la salvación en este mundo moderno y extraño?, se pregunta el personaje de Willem Dafoe, el profesor Albin Eberhart von Franz. Así que le hemos preguntado al actor si son el cine y la cultura un refugio, una salvación en estos tiempos. "Sí, las personas se reúnen para ver la luz en una pantalla que les dice algo, para experimentar juntos algo que tiene un efecto curativo, sí. Tiene un efecto de unir a las personas y podemos imaginar un mundo mejor", concluye Dafoe.