«Hay una mezcla de sentimientos, siempre es una alegría estar en casa en estas fechas. Pero como hemos tenido esta tragedia, pues hay una mezcla de sentimientos que lo hablas con la gente y no sabes si es alegría o tristeza». Así arranca este jueves 26 de diciembre «El Larguero», desde Massanassa, una de las localidades de la zona cero de la DANA que arrasó los alrededores de Valencia hace ahora dos meses. Quién habla es Vicente Moreno, entrenador de Osasuna y natural de este pueblo, que sumó la quinta cifra de fallecidos más alta de los 221 que se contabilizaron, en total, tras la tragedia. «No soy una persona de mostrar mucho lo que siento de puertas para fuera, pero he llorado mucho estos meses». Así se sincera Moreno ante el micrófono de Álvaro Benito, parado a pocos metros de la puerta de un garaje, el suyo, que aún muestras las secuelas que dejaron en barro y el agua. «Siempre he sido una persona capaz de diferenciar», continua, «por mi profesión... pero ha habido unas semanas en las que no he sido capaz de controlar todo lo que sentía». El técnico de Osasuna fue una de las primeras personalidades de nuestro fútbol que se dejó ver, escoba en mano, limpiando el lodo que en aquel momento asolaba las calles, en cuanto tuvo la oportunidad de alejarse de los compromisos que lo retenían en Pamplona. Mientras el propio Vicente Moreno, Álvaro Benito y Carlos Martínez comienzan su travesía por las calles de Massanassa, aún en reconstrucción, el entrenador relata cómo vivió aquellas primeras horas de angustia. Aunque por su empleo, Moreno reside en Pamplona, sus hijos aún viven en su localidad natal. «La gente seguía haciendo vida normal. Recuerdo hablar con mis hijos, cuando empezaba a salir agua del barranco y aún nos lo tomábamos un poco a guasa. Luego fue como un tsunami y de repente había montañas de coches en las calles». El técnico asegura que para las 20:00h ya había perdido la comunicación con su familia. No pudo volver a hablar con ellos hasta el día siguiente, por lo que la noche no fue fácil. «Estuve toda la noche escuchando los programas que estaban haciendo un especial y la gente llamaba desde zonas muy cerca de aquí diciendo que ya había dos metros de agua», asegura Moreno, que no pudo saber si sus hijos estaban bien hasta el día siguiente, cuando las comunicaciones se restablecieron gradualmente. El técnico viajó hasta Chiclana con Osasuna, dónde se tenía que haber disputado un partido de Copa del Rey que nunca se llegó a jugar: «Uno, de forma equivocada, tiene la sensación de que hay que jugar. Cuatro días después no aguantaba más y me vine para acá, porque no tenía la cabeza puesta en Pamplona». Durante toda la entrevista y el recorrido, Moreno recalca varias veces en dos puntos. El primero es el enorme sentir de agradecimiento de toda la población de Massanassa, Catarroja, Paiporta y demás municipios hacia las miles de personas que acudieron como voluntarios o que, en su defecto, enviaron ayuda en forma de donaciones o materiales de primera necesidad. «Sin los voluntarios, esto habría sido un drama. Al final, se ha sacado adelante gracias al trabajo de la gente de aquí y los voluntarios que vinieron de todos los rincones de España», asegura Moreno. En segundo lugar, el técnico y exfutbolista repite en varias ocasiones que, a pesar de las miles de imágenes que se emitieron en aquellos días, «es imposible imaginarse lo que pasó aquí si no se ve en vivo». También asegura que, aunque no se aprecia «hay una diferencia grande a como estaba esto hace algunas semanas, pero aún falta muchísimo por hacer». La imagen en Massanassa, efectivamente, es mucho más amable que hace dos meses, con coches en funcionamiento y aceras por las que se puede caminar: «Son 120.000 coches destruidos, me imagino que incluso estarán por encima de ese número, porque hay que sacar el barro de muchos garajes subterráneos aún». El paseo acaba llevando al presentador de «El Larguero» y al técnico hasta un estadio con el nombre de «Vicente Moreno». El entrenador asegura que siempre se ha sentido muy querido por la gente de Massanassa, unos vecinos a los que ha hecho un poco más «rojillos» por la forma en la que Osasuna se ha volcado con el municipio. Carlos Martínez apunta el dato: 427.000€ recaudados en más de 7.000 donaciones recopiladas por el equipo navarro. «Me para mucha gente aquí por la calle para dar las gracias, muchos se van a hacer de Osasuna después de esto», comenta el técnico con una sonrisa. «La gente se ha sentido abandonada por las instituciones, no por la gente, porque la ayuda ha sido increíble», comenta Moreno sobre el sentir de la población en la zona cero. En uno de los momentos más sinceros de la entrevista, el entrenador cuenta cómo vivió, en primera persona, aquellas dos semanas de parón en las que estuvo centrado en las tareas de limpieza: «Daba la sensación de que no hacías suficiente y de que apenas quitabas barro. Echábamos todo el día quitando barro de aquí para allá y cuando sonaba el despertador no querías levantarte, no por cansancio, que evidentemente estabas muerto, pero era un tema más mental». Preguntado por aquella fatídica jornada de liga, la inmediatamente posterior a la tragedia, que se jugó a pesar de que muchas voces abogaban por su cancelación total, Moreno tiene clara su respuesta: «Creo que no se tendría que haber jugado, pero ya pasó y no hay que darle más vueltas. Hubo jugadores que se emocionaron después de sus partidos, y yo empatizaba con ellos porque seas de donde seas, el vivir fuera de Valencia y saber que había mucha gente sufriendo, es duro. Y tienes la impotencia de estar lejos». Desde el cementerio de coches de su localidad, dónde miles de vehículos esperan, apilados y cubiertos de barro, Moreno manda un mensaje final al ser preguntado por qué les diría a todas las personas que vinieron a ayudar: «Gracias. No puedo decir más. Esto hay que vivirlo. Yo te lo digo en primera persona, pero creo que hablo en nombre de mucha gente, la gratitud que tenemos con todos los rincones de España... creo que vamos a estar siempre en deuda con todo el mundo».