Por qué las papeleras no triunfaron en Madrid hace más de un siglo: “Que cambien tus costumbres crea desconfianza”

¿Te imaginas poder ver, por un segundo, cómo era tu ciudad hace más de un siglo? Aunque la ciudad de Madrid conserva grandes edificios y monumentos de épocas pasadas, preservando la herencia cultural y arquitectónica, paseando por el centro de la capital, es difícil imaginarse cómo sería la vida y el ritmo de la urbe hace más de un siglo. Sin embargo, si prestamos atención, incluso los pequeños elementos de la calle pueden contarnos historias de los hábitos de cada tiempo.

La historiadora del turismo Nuria Rodríguez se dedica, precisamente a eso, a estudiar los cambios en las costumbres, las modificaciones en el urbanismo y cómo esto ha afectado directamente a la sociedad. En un pase por las Cortes de Madrid, Rodríguez ha hablado en Usted No Sabe con José Luis Sastre sobre uno de los objetos que causaron mucha controversia en su instalación en Madrid: las papeleras.

Rodríguez explica que, hasta principios de siglo, las ciudades estaban muy sucias como Madrid estaban muy sucias. "Nos llamaría mucho la atención si pudiéramos viajar en el tiempo", reconoce la experta, asegurando que la llegaba de las papeleras a la capital española no fue muy bien recibida. Gracias el análisis de recortes de prensa, la historia ha podido conocer que "causaron contestación, enfado de la gente, hasta le hacían encuestas a la gente en los periódicos".

Como posiblemente la mayoría de los oyentes del Hoy por Hoy esta mañana, José Luis Sastre no podía ocultar su sorpresa: "Pero, ¿cómo no se va a enfadar la gente porque pusiera papeleras?". Nuria Rodríguez vierte un poco de luz a esta afirmación que histórica. "Les obligaban a ir con los, digamos, las cáscaras de plátano, los papeles en la mano, hasta que encontraran la papelera y lo tiraran. Es un gesto que tenemos interiorizado, pero cuando no existía había que enseñarle a la gente a hacer eso", cuenta la experta.

Y es que, aunque ahora no podamos imaginarnos una ciudad sin papeleras en la que depositar nuestros residuos, en su día fue algo extraño que se recibió con desconfianza. "Que cambien nuestras costumbres a veces crea cierta reticencia o desconfianza", añade Rodríguez, señalan que, además, estas primeras papeleras de los años 30, eran de un color rojo brillante muy llamativo.

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Su llegada también fue motivo de broma y chascarrillo entre la gente. "Decían en la prensa 'bajitos y chaparretes como el alcalde de entonces'", describe Nuria Rodríguez en referencia a las basuras, a las que comparaban con el tamaño y figura del alcalde Pedro Rico, que no era muy alto y tenía el índice de masa corporal un poco descompensado. "De hecho acabaron llamando a las papeleras 'don Pedritos', por el pobre alcalde, que solo intentaba que la ciudad estuviera más limpia, pobre hombre", decía la historia, entre risas.