La desconocida mini ciudad de Marruecos con castillos fortificados en mitad del desierto y fuera de los circuitos turistas
Este lugar ofrece paisajes espectaculares y una experiencia única para los visitantes
Las Gargantas del Dadès, situadas en el Alto Atlas de Marruecos, son una maravilla natural que no puedes perderte si visitas algún lugar cercano de la zona. Este impresionante cañón rocoso, esculpido por el río Dadès a lo largo de miles de años, ofrece paisajes espectaculares y una experiencia única para los visitantes.
Fuera de los caminos trillados, el pueblo está anclado en las gargantas rojas del Dadès . Accesible desde las carreteras accidentadas que serpentean a lo largo de un paisaje montañoso, el pueblo cobra vida en medio de un teatro verde y un cañón rojizo. Apodado el valle de los mil kasbahs, debido a los castillos fortificados en ladrillos de tierra que salpican el valle del Dades, las antiguas estructuras son testigos silenciosos de la larga historia de la región.
Las Gargantas del Dadès se extienden desde la localidad de Boumalne Dadès hasta Msemrir, abarcando unos 60 kilómetros de carretera asfaltada que serpentea a través de desfiladeros y acantilados de tonos rojizos. Estas formaciones rocosas, conocidas como "Los Dedos de los Monos" o "Cerebro del Atlas", son un testimonio de la erosión y el paso del tiempo.
Otras ciudades aisladas perfectas
En la provincia de Ica, en Perú, entre dunas y palmeras, se encuentra un encantador pueblo que rodea la laguna del oasis de Huacachina. En el corazón del desierto peruano, este lago transparente de color verde esmeralda es conocido por sus propiedades medicinales. A principios del siglo XX, los peruanos adinerados acudían a bañarse en sus aguas para aliviar sus dolencias. Hoy en día, convertido en un destino turístico para viajeros de todo el mundo, el pueblo es una parada obligatoria para aquellos que desean descubrir los misterios de las líneas de Nazca, esos inmensos geoglifos tan secretos como legendarios.
En la provincia de Gansu, en China, se encuentra un tesoro del arte budista: un histórico pueblo y su oasis, que son una atracción para los viajeros que recorren la Ruta de la Seda. A las puertas del desierto, las cuevas de Mogao, excavadas en los acantilados de arena, albergan santuarios, esculturas y murales creados alrededor del siglo IV. Conocido como "la fuente de la media luna", el lago semicircular se extiende más de 100 metros de largo y alcanza una profundidad de 5 metros, rodeando pagodas y pabellones cercanos.