El domingo hará dos meses de la DANA. Las cosas siguen muy mal para miles de vecinos aún sin casa, sin coche, sin tienda o sin empresa. Saber lo que pasó aquel día no es una curiosidad. Es una obligación. Tardó en saberse dónde estuvo Mazón, o dónde dicen que estaba. Tardó en saberse con quién estaba. Directamente, él no lo ha dicho. Él llegó a comparecer en Les Corts sin mencionar la comida. Tardó en llegar al Cecopi, donde se había hablado ya de lanzar una alerta a los móviles e incluso de confinar a la población. Cuando todo eso se planteó, Mazón no estaba. Dicen que Mazón estaba en lo que primero fue una comida privada y luego un almuerzo de trabajo para ofrecer la dirección de la tele autonómica a una periodista, algo que corresponde al president de la Generalitat. Pero dice la Generalitat que, ese rato, en plena DANA, Mazón estaba como presidente del PP valenciano. Y que por eso no enseñan la factura. Que ya la enseñará el partido. ¿Cuándo? Ya veremos. ¿Es esta la versión definitiva de lo que pasó? Ya veremos. ¿Estuvo en «El Ventorro» todo el rato? No sabemos. La periodista con la que comió ha contado que no hablaron de la DANA. En el tiempo que duró aquella comida, la Confederación del Júcar asegura que mandó 60 avisos a la Generalitat. Dice Mazón que él no tenía obligación de estar en el Cecopi, que estaba la consellera Pradas, que fue quien dijo que se enteró a las ocho de que había un sistema de alertas en los teléfonos. Dice Mazón que estuvo en contacto permanente, pero él no dice en contacto con quién. No aclara con cuántos alcaldes habló. Solo dice que habló con el de Cullera, que ya ha explicado que fue una llamada más bien para presentarse y darle su número. A las seis y media de la tarde. Cuando preguntan al gobierno valenciano por la lista de alcaldes con los que habló Mazón aquel día, el gobierno valenciano se quita la pregunta de encima. Hemos preguntado a los alcaldes de los pueblos afectados. Una quincena de ellos asegura que no recibieron aquel día ninguna llamada de Mazón. Podrá pasar el tiempo. Nos hemos hecho mil preguntas más: si el Gobierno tendría que haber llegado antes, si el desamparo de miles de vecinos en las horas -en los días- siguientes no podría haberse evitado, si no podrían haberse coordinado mejor. Y claro que ahora toca la reconstrucción: basta con hablar con la gente y pisar los pueblos para darse cuenta. Pero hay algo que también hace falta. Algo que merece la gente: dejar de dar versiones y contar exactamente lo que pasó. Eso es lo que nos merecemos. La verdad.