Y si el futuro no fuera mal lugar
El futuro no es tan mal lugar, toda vez está por escribir. Aunque alguna cosa segura sí que hay
Ignacio Peyró: "Y si el futuro no fuera mal lugar"
En el año 2024 se ha trasplantado un riñón porcino a un ser humano, Arabia Saudita ha acogido un desfile de trajes de baño y en París tuvieron lugar unos Juegos Olímpicos de lo más pintones. Incluso un modesto puesto de tacos, allá en México, ha conseguido una estrella Michelín.
En 2024 empezamos a juguetear con la Inteligencia Artificial, como hace casi treinta años -ay, dolor- nos asomamos por primera vez al balcón de internet, y hemos pasado de no saber quién era Taylor Swift a aceptar con paz que es la persona más famosa de la tierra.
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Infelizmente, sin embargo, este 2024 quedará en la memoria dolorida como el año de la DANA y, de cara a 2025, el planeta tampoco pinta bien: que pregunten en Oriente Medio, en Ucrania o, ya que ha salido el tema, aquí en Paiporta. El dolor del mundo no ha cesado. Pero debemos recordar que, en esto de la información, las noticias malas tienen siempre primacía, lo cual -a poco que pensemos- no deja de estar bien: al fin y al cabo, por cada vez que nos morimos, hemos superado por lo menos cien gripes.
El futuro no es tan mal lugar, toda vez está por escribir. Aunque alguna cosa segura sí que hay, y en Nochevieja me volveré a dormir, como el poeta Jon Juaristi, seguro de una cosa: tampoco ganaré, el año que empieza, el concurso de tangos de Tolosa.