La teleasistencia no solo salva vidas: una herramienta contra la soledad no deseada
En Andalucía las llamadas para conversar superan a las que son provocadas por una emergencia o una consulta médica
La teleasistencia no solo salva vidas: una herramienta contra la soledad no deseada
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Madrid
La teleasistencia, o el "botón", como lo llaman muchas personas dependientes, es una herramienta que sirve, a priori, para comunicar emergencias. Permite, en situaciones de necesidad, apretar un pulsador para que el teléfono, con un potente manoslibres que cubre pisos enteros, haga una llamada a un servicio de atención especializada. Sin embargo, además de ese uso obvio, el sistema ha demostrado ser una excelente manera de acompañar a los mayores que se encuentran solos, especialmente en fechas como la Navidad (según los datos de la Sociedad Española de Médicos de Residencia, más de un millón y medio de mayores de 65 años pasan solos cada año las fiestas).
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José Manuel Ramírez, presidente de la asociación de directoras y gerentes de servicios sociales, relata como hay gente que llama todas las semanas. Dicen que han pulsado el botón sin querer, sin embargo, la experiencia les ha demostrado que no es cierto: "Son personas que no han hablado con nadie en toda la semana. Y aunque dicen que se han confundido, buscan una interacción".
En Andalucía, el 28% de las llamadas que realizan los mayores son por este motivo, por conversar. Por encima de las necesidades sanitarias, que representan el 27% de los casos, según los datos de la Junta. Por eso, durante las Navidades realizan una campaña especial que incluye llamadas en Nochebuena, Nochevieja o año nuevo.
Adolfo Sánchez tiene 71 años, vive en un pueblo de Zamora, en Faramontanos, y tiene el servicio de teleasistencia instalado: "Cada poco me llaman, me preguntan por la comida, por el tiempo... también me llaman en mi cumpleaños". Aunque tiene hermanos, que viven lejos, este tipo de conversaciones con gente ajena a la familia le aportan algo diferente: "No me riñen tanto si les digo que he hecho esto o lo otro, es diferente".
Para Ramírez, la teleasistencia tiene dos grandes retos. El primero, que llegue a todos los dependientes que lo necesitan. Actualmente, solo el 36% de las personas que tienen reconocida dependencia (pueden ser mayores de 65 o no) tienen el sistema. Sin embargo, según la ley estatal, todos deberían contar con el "botón". Una de las causas es la disparidad de recursos dedicados. Mientras que en Castilla y León considera que se ha hecho un buen trabajo, de Canarias y Murcia sentencia: "Hay una dejadez total de funciones".
El segundo gran reto es conseguir que la teleasistencia sea una herramienta para poner remedio a la soledad no deseada más allá de las llamadas. Algo que ya hacen en sitios como la Fundación Grandes Amigos, que colabora de manera directa con los servicios de teleasistencia. Cuando desde el otro lado del teléfono detectan que una persona se siente sola y que llama muy a menudo, la ponen en contacto con la ONG, que organiza encuentros presenciales.
José Ángel Palacios, su responsable de comunicación, explica que lo organizan todo para que la gente solo se preocupe es disfrutar por un rato. Incluso cuando es necesario, pagan los taxis de los invitados. Esta Navidad han organizado más de una decena de cenas en toda España dando compañía a quien lo necesite. Palacios cree que redes alternativas como esta serán cada vez más importantes en el futuro. Debido a que con los cambios en los modelos de sociedad y en las costumbres, cada vez tendremos menos familiares y vivirán más lejos.
Manuel Reyes
En el equipo de informativos de fin de semana de la SER. Es ingeniero informático y tiene una tesis...