La vida de los sirios que se refugiaron en España: "Nuestra casa fue bombardeada, no tengo hogar"

Madrid

Karam vive en Barcelona desde hace ocho años, pero su hogar está a más de 4.000 kilómetros de distancia. La guerra en Siria, su verdadera casa, le obligó a salir del país en septiembre de 2014, cuando se produjo el éxodo masivo de refugiados hacia distintos países de Europa. "Vine a España porque tenía un tío que me consiguió un visado y, al llegar aquí, me fui para Alemania", cuenta. "Quería seguir estudiando ahí y hacer un máster en música".

Pero las aspiraciones de Karam no se cumplieron y dos años más tarde, en 2016, tuvo que regresar a España, donde recibió ayuda de organizaciones como Cear, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. "Desde entonces y hasta ahora vivo en Barcelona", señala. "Al llegar aquí yo me sentía español, me sentía de aquí. Al vivir en una ciudad como Barcelona, tan grande y con muchos extranjeros, no sentí racismo".

La dificultad de encontrar trabajo

Durante tres meses, Karam estudió español en una escuela y, gracias a ello, pudo comenzar a trabajar en nuestro país. "Trabajé en Starbucks, en McDonald's, en instalaciones de aire, como traductor en campos de refugiados y ahora estoy en una empresa extranjera", explica.

Precisamente, el desconocimiento del idioma es una de las barreras a las que se han enfrentado los refugiados sirios a la hora de encontrar trabajo en España. Sumado a la falta de protección jurídica, la mayoría termina trabajando en el sector agrícola o la hostelería, profesiones muy alejadas de aquellas que muchos tenían en Siria.

En una situación similar se encuentra Amin (nombre ficticio), que llegó a nuestro país hace poco más de un año, cuando un bombardeo impactó sobre su casa. "Vinimos a España saliendo del Líbano por avión", cuenta. El país comparte frontera con Siria y, junto a otros como Turquía, han sido la vía de escape de más de 3 millones de personas desde que en 2011 estalló la guerra civil.

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Desde entonces, Amin vive en Sevilla, donde ha tenido que rehacer su vida. "La gente es muy buena, nos trataron como familia, no como a extraños. Te dan la bienvenida", asegura.

Junto a España, otros muchos países de Europa se han convertido en el nuevo hogar de los refugiados que huían del conflicto que se originó en Siria tras el levantamiento pacífico de la población contra el expresidente Bashar al Assad en marzo de 2011. Con 973.000 personas, Alemania se constituye actualmente como el país con más sirios de la Unión Europea, mientras que Turquía, con más de 3 millones, es el territorio que más refugiados procedentes de Siria acoge del mundo.

Con la caída del régimen de Bashar al Assad el pasado 8 de diciembre, a muchos sirios se les plantea ahora el dilema de regresar o no a casa. "Igual en un futuro lejano volveré, porque al final es mi tierra, ahí tenemos nuestra casa", explica. "Pero de momento no pienso en volver, ya me siento de aquí".

Para Amin, sin embargo, la decisión es más complicada, pues en Siria ya no tiene una casa a la que volver. "No sabemos qué cosas están claras todavía. Estoy sin hogar y no sé qué pasará con nosotros en el futuro", se lamenta. Hasta el 30 de noviembre de 2024, días antes de que cayese el régimen de al Assad, España había recibido más de 1.390 solicitudes de protección internacional de ciudadanos sirios.