Hugh Grant: "Las redes sociales animan a la gente a pensar lo mismo y los resultados son catastróficos. Trump, Le Pen o la censura 'woke' de la izquierda"
El actor británico ofrece uno de sus papeles más oscuros, y a la vez divertido, en 'Heretic', película de terror que desmonta la religión como sistema de control social
Madrid
Fue uno de los grandes galanes de los 90 e inicios de los 2000, icono de las comedias románticas, pero desde hace unos años Hugh Grant (1960, Londres) le ha dado un vuelco a su carrera con personajes más oscuros y perturbadores. Ahí están las series Un escándalo muy inglés o The undoing o los thrillers de mafiosos de Guy Ritchie. También se ha divertido con la saga Paddington y el Oompa Loompa de Wonka. El actor británico tiene clara cómo selecciona cada proyecto. "Tengo que marcar muchas casillas. Quizá demasiadas. Por eso no trabajo mucho. Tengo que pensar qué puedo aportar de mi parte para que sea beneficioso para las dos partes. Y que nos divirtamos juntos. Tengo que pensar que todo el guion, toda la historia, va a ser entretenida. No me molesto en ir a trabajar a las cinco de la mañana si creo que nadie va a ir a ver la película. Tiene que ser entretenida y dar a las personas una buena relación calidad-precio por el dinero que han pagado por una entrada", responde en conversación con la Cadena SER durante su visita a Madrid para presentar Heretic (Hereje), trabajo por el que está nominado a los Globos de Oro.
El actor británico quiere divertirse y lo hace en la nueva película producida por A24, la compañía de moda en EEUU, y que firman los directores Scott Beck y Bryan Woods, autores de la idea original de la saga Un lugar tranquilo. Hught Grant interpreta a un señor aparentemente encantador, un embaucador, que recibe en su casa a dos jóvenes misioneras mormonas. Ellas tratan de reclutar a gente para su iglesia y en esa casa se encuentran con un hombre que empieza a desmontar todos sus argumentos y creencias con carisma, un extraordinario don de la palabra y también un poco de jeta y mansplaining. "Siempre he preferido las escenas en las que hablo a las escenas en las que simplemente reacciono. En cuanto leí el guion, pensé: «Sí, este es el tipo de cosas que me gustan». Y luego, el siguiente paso fue encontrar la manera de pronunciar todos estos discursos, todos estos argumentos, son como lecciones realmente, sin resultar aburrido. Y obviamente ayuda que, durante esos sermones, estén sucediendo gradualmente cosas muy aterradoras. Pero también sentí que ayudaría si el personaje creía que era divertido, si había una discrepancia entre lo divertido que pensaba que era y lo divertido que es en realidad. Como ese profesor de la universidad que cree que es guay pero no es realmente guay y todos se ríen un poco de él", explica.
Lo mejor de Heretic es ese guion endiablado con el que disfruta Hugh Grant demostrando como la religión es otra obra de ficción que ha ido mutando y transformándose con los siglos en forma de otras manifestaciones políticas y culturas, a manos de otros farsantes o triturada y reciclada por la cultura pop. Para su personaje toda la historia de las religiones es solo una iteración, es decir, una repetición disfrazada de diferentes maneras. Tanto es así que para demostrarlo lo compara con las cadenas de comida rápida, con el Monopoly o con el plagio en cadena de The Hollies, Radiohead y Lana del Rey.
Tiene algo su personaje de ese Hannibal Lecter tan perturbador y tan inteligente que seduce y somete a sus víctimas, estas dos chicas jóvenes interpretadas por Sophie Thatcher y Chloe East, a un perverso juego para probar su fe y sus contradicciones. Un juego que también sirve de espejo al espectador con sus propias creencias e hipocresía en el mundo de hoy. "Está bien intentar remover a la gente, desestabilizarla, desorientarla, tal vez hacerla pensar de manera diferente, desde otros lados. De eso va la civilización y es una de las cosas que odio de Internet y, en particular, de los algoritmos de las redes sociales que animan a la gente a pensar lo mismo, a decirle, piensa de esa manera, y nunca tienes un argumento en contra. Y el resultado es catastrófico. Brexit. Trump. Le Pen. Y a la inversa, la intolerancia, la superioridad moral y la censura woke de la izquierda", declara el actor sin miedo a entrar en política.
La película se desarrolla en el interior de esa casa durante una noche de tormenta, una especie de madriguera terrorífica entre densas conversaciones sobre la religión, la existencia y la duda, y los sacrificios que esas jóvenes están dispuestas a hacer. "La iglesia da miedo. Tal vez todo tenga que ver con que nos enseñan desde pequeños eso de, vas a ir al cielo o vas al infierno. Y el diablo viene a por ti. La figura del diablo es aterradora. Creo que el diablo ocupa un lugar extraño en nuestra conciencia. No estoy del todo seguro de que no exista. Estoy muy interesado en el síndrome de la parálisis del sueño. Conocemos bien la enfermedad en la que las personas se despiertan por la noche, creen que están despiertas, pero en realidad duermen. No pueden moverse y ven a una criatura sentada encima de ellos y quedan paralizados. Y lo que me fascina es que personas de todo el mundo, de diferentes culturas, de diferentes religiones, que tienen el síndrome, cuando se les pide que describan o dibujen a la criatura, todas dibujan exactamente la misma criatura. Así que no pueden ser influencias culturales, porque si un budista o de donde seas dibuja la misma criatura que alguien en Londres, eso me asusta", reflexiona, no sin cierto desconcierto, Hugh Grant.
La propuesta de Heretic, aunque a veces tiene tramos repetitivos y se le ven las costuras, no se agota. Es imprevisible, disfrutona, provocadora, más que una película de terror es un thriller ingenioso y tenso que juega con el espectador y sus expectativas. Hugh Grant brilla mostrando el lado oscuro y tenebroso de este seductor, y de paso, expone cómo la religión, y todo eso de la culpa, los pecados y la devoción, encierra un sistema de control social y político. Aunque dice el actor que él aún sigue dándole vueltas. "He aprendido mucho durante el rodaje, pero también cuando hablo con la prensa, porque todo el mundo me pregunta qué opino de la religión. Es un tema fascinante porque. Aunque sigo pensando que es absurdo todo eso de las creencias básicas de, Jesús era el hijo de Dios y resucitó de entre los muertos e hizo milagros, me doy cuenta cada vez más que los países católicos del mundo, particularmente en Europa, tienen una experiencia humana más feliz que la de los países protestantes y menos religiosos. Algo ha pasado del catolicismo a una cultura o a una forma de vivir, a una forma de comportarse con otras personas, tal vez un sentido de la familia. Algunas cosas han tenido que funcionar, creo que sois más felices", concluye.
José M. Romero
Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...