Un neuropsicólogo señala los efectos negativos de regalar en exceso a los niños: "Dejan de apreciar el valor de cada regalo"
Álvaro Bilbao analiza en 'La Ventana' las consecuencias de lo que se conoce como 'el síndrome del niño hiperregalado'
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Madrid
El próximo 6 de enero, muchos niños y niñas se levantarán de la cama más pronto que de costumbre. Les habrá costado conciliar el sueño y puede que hayan dormido a trompicones, pero la emoción y la ilusión les llevará a correr hacia el árbol para encontrar los regalos que los Reyes Magos hayan dejado durante la noche. Sabemos que el juego es clave para su desarrollo cognitivo, físico y emocional. Sin embargo, muchos expertos advierten de que un exceso de regalos puede tener efectos negativos. A lo que se suma el impacto económico en los hogares, un tema de preocupación, ya que cada familia gasta de medio cerca de 360 euros en regalos.
La Ventana | El síndrome de los niños hiperregalados con Álvaro Bilbao y Diana Oliver
El dilema de los regalos
¿Cuántos regalos son suficientes? Aunque no existen datos concretos en España sobre la cantidad de obsequios que reciben los niños en Navidad, se estima que puede oscilar entre 8 y 10, llegando incluso a superar los 20 en algunas familias. Este exceso, conocido popularmente como "síndrome del niño hiperregalado", puede tener efectos negativos en el desarrollo emocional de los menores.
El neuropsicólogo Álvaro Bilbao, autor de El cerebro del niño explicado a los padres, advierte en La Ventana sobre las consecuencias de inundar a los niños con regalos: "Lo más importante es que cuando los niños son hiperregalados dejan de apreciar el valor que tiene cada regalo, un buen criterio para saber si debemos regalar algo es si eso va a dejar una huella en el niño. Lo primero que tenemos que ver es que sean juguetes con los que el niño vaya a disfrutar. Los juguetes van de que el niño vuelque su imaginación y ponga muchas horas de juego en esos regalos, pero cuando los regalos son excesivos en cantidad, no dejan esa huella en el niño que creemos que es importante", ha explicado Bilbao.
Una herramienta popular para gestionar las peticiones navideñas es la regla de los cuatro regalos: uno que deseen, uno que necesiten, uno para vestir y uno para leer. Bilbao considera que es un buen punto de partida, aunque recalca la importancia de adaptarla a las necesidades y valores de cada familia. "Yo recuerdo que en mi época, nuestra madre nos decía que eran tres regalos, uno para Melchor, otro para Gaspar y otro para Baltasar, y la carta se tenía que ceñir a eso y era un ejercicio muy bueno a la hora de priorizar", ha expresado el experto.
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Consumismo y redes sociales
Las redes sociales también juegan un papel crucial en la percepción de los regalos. "A partir de los 10 años la mayoría de niños ya están viendo redes sociales. Los niños y adolescentes empiezan a considerar regalos normales un viaje, ir a Disneyland o cosas que se escapan del bolsillo y de la capacidad de mayoría de familias. Tenemos que enseñarles que la vida es algo mucho más sencillo, porque además sabemos que la felicidad no está ni en las grandes experiencias ni en el lujo, están en las cosas cotidianas que nos hacen sentir bien", ha explicado Bilbao. Esto puede generar sentimientos de insatisfacción o competencia, que los padres deben aprender a gestionar.
La periodista Diana Oliver, por su parte, sugiere usar las cartas a los Reyes Magos o Papá Noel como una oportunidad para dialogar con los hijos sobre el valor de los regalos y la importancia de priorizar deseos no materiales, como experiencias o actividades familiares.
Regalos y adolescentes
Aunque el enfoque principal suele estar en los niños más pequeños, los adolescentes también tienen su propia dinámica en estas fechas. "Hay distintos estudios que demuestran que cuando los padres tienen un nivel de implicación muy alto se denomina 'maternidad o paternidad intensa', es un fenómeno que provoca un desgaste psicológico, mayores niveles de estrés y más frustración a corto, medio y largo plazo. Sabemos que los padres que tienen esta paternidad intensa, cuando los niños tienen los 8 o 9 años están quemados", ha apuntado Oliver. Esto supone otro reto para las familias, que deben encontrar un equilibrio entre cumplir sus expectativas y no exceder el presupuesto.
Consejos para gestionar las expectativas
Tanto Oliver como Bilbao han coincidido en que es esencial educar a los hijos sobre el valor de los regalos y el esfuerzo que conllevan. "Un niño, por ejemplo de cinco años, tú le pones cuatro regalos y a otro niño de la misma edad le pones ocho regalos y ellos van a ver el mismo número, porque su capacidad de atención tiene una capacidad atencional de cuatro", ha señalado Bilbao.
Por último, ambos expertos han destacado la importancia de la moderación y el equilibrio. La Navidad, más allá de los regalos, es una oportunidad para fortalecer los lazos familiares y crear recuerdos inolvidables. "Tenemos que tener en cuenta que cuando hacemos un regalo tecnológico no solo estamos generando una cara de ilusión y de alegría, sino que tenemos que pensar a largo plazo, por ejemplo, cuánto tiempo de correr en el parque le va a robar esa consola o un regalo de ese tipo. Tenemos que tener en cuenta que impacto va a generar y que quizás no es adecuado que el niño tenga ese regalo aunque lo desee", ha concluido Oliver.