La ciencia también estudia los propósitos de Año Nuevo: este es el día en el que "el 80% de las personas" los abandona

Madrid

El divulgador científico Ignacio Crespo (@sdestendhal) se ha pasado por La Ventana para explicar un poco la ciencia que se esconde detrás de los propósitos de Año Nuevo que casi todos nos hacemos cada Nochevieja. Normalmente, estas ideas van relacionadas a cambiar los hábitos que no nos gustan, principalmente físicos, aunque también emocionales, y como con todo, la ciencia puede explicar a qué suelen ir más enfocados y por qué nos empeñamos en hacerlos aunque no solamos cumplirlos.

Crespo indica que "un estudio de 2020 refleja que el propósito más frecuente son los cambios sobre la salud física (un 33%)", mientras que dejar el tabaco solo lo proponen el 3%. "Después de estos tenemos mejorar nosotros personalmente, dormir mejor (5%), trabajo y estudios va después, y ya adicciones. Solo el 1% tenía algún propósito sobre el amor", ha enumerado Crespo en el programa de la Cadena SER.

El divulgador indica que las personas consiguen alcanzar los propósitos en positivo antes que los formulados en negativo. Por ejemplo, pensar que no solo se quiere dejar de fumar, sino proponerse hacer algo positivo cuando te entren ganas de fumar, porque así será más fácil hacerlo. "Somos mas propicios a hacer un esfuerzo tomándonos lo que no nos gusta que dejando en la mesa lo que nos gusta. La gente toma pastillas antes de salir a hacer deporte", cuenta Crespo.

El apoyo es fundamental a la hora de cumplir propósitos, pero no hay que pasarse tampoco. "Según este estudio, los que más fracasan son los que se pasan de apoyo con sus propósitos, los que tienen demasiadas expectativas y les acaban sobrepasando. Los que lo hacían mejor eran los que tenían una o dos personas de referencia, generando una situacion mas amable", ha explicado el divulgador.

Los propósitos se suelen abandonar pronto

La gente, por regla general, no suele tardar mucho en abandonar los propósitos. Un estudio ofrecido por Crespo calculaba que "el 19 de enero se habían caído el 80% de las personas". Esre alto porcentaje contrasta con el de otros estudios menos tremendistas que apuntan a que sobreviven unos tres o cuatro meses y que el 50% lograba aguantar. "Es importante cómo te lo tomes, si has establecido unas normas muy firmes y estrictas y te lo has tomado en serio, es fácil que al fracasar te lo tomes a la tremenda. Hay que intentar ser flexible y entender que el propósito no es hacerlo a la primera", ha explicado el divulgador científico.

Crespo ha explicado que no hay que tomarse tan de en serio el fin de año, porque al fin y al cabo cae en este día por una cuestión política de la Antigua Roma, ya que se eligió el 1 de enero como el principio de año para adelantar la planificación de las campañas militares en Roma. Además, los propósitos no son para todo el mundo, y es que variados estudios apuntan a que mientras el 96% de las personas de la generación Z tienen estos propósitos, entre las generaciones más mayores baja hasta el 35%.