Payal Kapadia: "Si las mujeres pudieran ser más amigas y apoyarse libremente, el mundo sería mejor"
La directora india, nominada a los Globos de Oro, estrena 'La luz que imaginamos', película premiada en Cannes que retrata con sutileza el amor y la amistad de dos mujeres en el Bombay contemporáeo
Madrid
Ha sido una de las sorpresas de las nominaciones a los Globos de Oro, logrando dos nominaciones. La luz que imaginamos fue la sorpresa del pasado Festival de Cannes donde ganó Gran Premio del Jurado, convirtiendo a su directora en la primera mujer India en lograr un galardón en la sección oficial francesa. Payal Kapadia tiene 38 años, nació en Bombay y ahí es donde ambienta su cine. En las calles de su ciudad, esperando al autobús, en los hospitales y en las universidades. No es baladí, con ello reivindica lo público, como una de las pocas cosas que pertenecen a la clase obrera. La universidad era el centro de la historia de amor de su ópera prima Una noche sin saber nada, con la que ganó la Cámara de Oro en el certamen francés, un premio para las óperas primas que es importantísimo para desarrollar una carrera autoral en la industria francesa. De hecho, para este segundo trabajo, donde continua imbricando lo íntimo y lo político de la vida en su país, ha contado con producción francesa.
En su primera película utilizó el documental para contar una historia de amor en medio de las protestas y la represión de los estudiante, fusionando realidad y ficción y utilizando un sinfín de recursos narrativos. En aquel filme usaba la correspondencia de dos amantes separados y homenajeaba al mismo tiempo la educación pública, mostrando las protestas estudiantiles de los jóvenes en 2010. Lo hacía mezclando diferentes tipos de imágenes para fusionar la realidad con la ficción, los sueños, los recuerdos, las fantasías y las ansiedades. Para la segunda, ha decidido continuar el retrato del amor en la sociedad india, pero añadir la amistad femenina.
La luz que imaginamos es un poderoso retrato de dos mujeres de generaciones distintas, que se apoyan y se entienden en sus cuitas amorosas, en un país donde el patriarcado pisa fuerte. "Era importante que las mujeres de la historia fueran de generaciones diferentes", dice la directora que pone a cada personaje ante una situación distinta relacionada con el amor. "La más joven trata de encontrar un amor romántico y la mayor está atrapada en una situación matrimonial algo extraña". Seguimos a dos compañeras de piso, dos enfermeras de un hospital de Mumbai, que se implican en la lucha de una de las cocineras del7 hospital, a punto de ser desahuciada junto a sus vecinos. Los fondos buitres, como vemos, no tienen nacionalidad ni fin alguno. Mientras eso sucede, salen adelante en sus relaciones amorosas. "La contradicción entre estas las dos situaciones es lo que indagamos, porque, por un lado, vemos cómo en La India un matrimonio siempre está mejor visto que otro tipo de relación. Es más legítimo, a pesar de que no estén enamorados", insiste Kapadia.
Una de ellas está enamorada de un joven de otra religión, mientras sus padres les están buscando novio. La otra está casada, pero hace un año que no sabe nada de su marido, que se fue a Alemania a trabajar y que le manda regalos caros, pero no da señales de vida. El amor, hilo conductor de su filmografía, sirve a la directora para cuestionar los problemas inherentes a las disparidades de género, clase y religión que agitan a la sociedad india. Y lo hace con sutileza, mostrando la cotidianidad de los personajes y los pequeños detalles. Por ejemplo, una arrocera simboliza todo en esta relación de amistad. "En La India, comemos mucho arroz y lo comemos bueno. Es como el pan para los franceses, supongo. Lo comemos en muchas comidas, pero la arrocera es un lujo para una ama de casa", nos cuenta la directora. "Pensé que este tipo de mezcla entre el capitalismo y los valores patriarcales y familiares estaba bastante bien encarnada en la arrocera", insiste. Y es que este aparato para cocinar arroz de una manera más rápida y sencilla tiene también una metáfora sobre el deseo femenino detrás. "La idea era usarlo para hablar deseos de las mujeres, que a veces, se han visto corrompidos por este lenguaje de imágenes que tenemos. Y de repente, ella está más interesada en este aparato de cocina que en cualquier otra cosa".
Con delicadeza, con buenas interpretaciones y con un retrato realista de la ciudad y sus dinámicas cotidianas, Kapadia nos introduce en la vida de las mujeres y filma cómo se construyen las amistades, en el día a día, con silencios, con confesiones, hasta acabar en un precioso viaje a un pueblo con playa, donde las mujeres consiguen entenderse a pesar de la diferencia de edad, de los distintos orígenes y de sus dispares deseos, lo hace apostándolo todo a la luz, que da título al filme y que es crucial en la carrera de esta realizadora. Creo que la sensación de la luz afecta, de alguna manera, al estado de ánimo. Y quería que la película tuviera dos sensaciones de luz diferentes", confiesa Kapadia, cuyo país no eligió el filme para representar a los Oscar, pero que, como decimos, los Globos de Oro la han rescatado
La crítica comparó sus filmes con el neorrealismo italiano, ella cita, entre sus influencias, a directoras como la argentina Lucrecia Martel, sobre todo en términos de trabajo sonoro. Por supuesto, a las belgas Chantal Akerman y Agès Varda, que han mostrado la dimensión política de lo cotidiano, sin olvidar que la ficción y la no ficción se diluyen constantemente. Cita también a Fellini, en el movimiento de la cámara y en la luz. Para esta película, Kapadia tenía una idea clara, la de mostrar cómo el clima, la luz, influye en las personas que habitan un lugar, por eso, el filme podría dividirse en dos partes, marcadas por dos tipos de iluminación diferentes, siempre buscando la naturalidad del lugar. "En La India, al menos donde yo nací, en Bombay, solo hay dos estaciones. Una es el monzón y otra es en la que hace calor. No hay meses, no hay invierno, no hay todo lo demás. Quería mostrar dos sensaciones diferentes de la luz, una tenía que ser el monzón, que es de un gris muy azul, parecido al clima actual, está nublado y llueve durante tres o cuatro días seguidos. Durante la segunda mitad de la película quería tener luz solar y amarilla, que puede ser un poco dura", explica sobre el tratamiento de la imagen.
La luz que imaginamos es una bonita oda a la amistad femenina y al amor. "Lamentablemente, nuestra sociedad está diseñada de tal manera que se beneficia mucho de que las mujeres no sean amigas, especialmente pasa en La India, donde, a menudo, las mujeres se enfrentan entre sí. Esto se ve mucho en los programas de televisión, en las telenovelas, donde la suegra es mala con la nuera y todo ese tipo de estupideces. Creo que esto se debe a una especie de patriarcado interiorizado que nos hacen creer que es la norma, y es muy triste. Creo que si las mujeres pudieran ser más amigas y apoyarse más libremente, el mundo sería mejor".
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...