'El baile', una pequeña obra maestra de Irène Némirovsky

Irène Némirovsky nació en Kiev en 1903 y murió en el campo de concentración de Auschwitz en 1942. En 1929 comenzó una brillante carrera literaria que la consagraría como una de las escritoras de mayor prestigio de Francia. Pero la Segunda Guerra Mundial marcaría trágicamente su destino. Deportada a Auschwitz, donde sería asesinada igual que su marido, Michel Epstein, dejó a sus dos hijas una maleta que estas conservaron durante decenios. En ella se encontraba el manuscrito de 'Suite francesa', cuya publicación en 2004 desencadenó un fenómeno editorial y cultural sin precedentes. Es la autora, entre otros, de 'El ardor de la sangre', 'El maestro de almas', 'El vino de la soledad' y 'Los fuegos de otoño'.

'El baile' es la primera novela de Irène Némirovsky, una joya literaria que retrata una parte de la sociedad francesa de la época y la relación entre una madre y su hija. Es una novela corta que hace un retrato magnífico de personajes. Es emocionante, triste, trepidante y muy sorprendente. En 'El baile' Irène Némirovski habla de la relación entre una madre muy peculiar y su hija adolescente a través de sus sentimientos más biográficos al construir el personaje materno, lleno de egoísmos, necesidades de reconocimiento social, de diversión y coqueteo para sentirse hermosa, deseada o envidiada con una postura evidentemente dramática. Es una novela corta, sencilla, pero muy bien calculada, que consigue profundizar en los personajes a través de unos diálogos contundentes y un ritmo trepidante, no exento de ironía. Uno de los temas más destacados es la crítica a las aspiraciones sociales de la burguesía emergente, los nuevos ricos, la ostentación y la necesidad de reconocimiento externo. El resentimiento adolescente y la búsqueda de identidad son otros temas clave.

Según el blog Lecturas de Undine, Irène Nemirovski, casada, con una hija recién nacida, y judía, se atrevió en 'El baile', y en otra novelas, a escribir sobre su propio pueblo, describiendo determinados aspectos que definen su carácter, sin ningún tipo de tapujo ni complacencia, en tiempos en los que el antisemitismo estaba en plena efervescencia. Némirovsky dedicó gran parte de su narrativa a retratar a su madre en muchos de los personajes execrables que pueblan sus novelas. Mujer vanidosa, frívola y altiva, Anna Margoulis nunca sintió afecto por su única hija, dejándola en todo momento en manos de institutrices. No fue igual la relación que tuvo con su padre, a quien ella adoraba, pese a que éste estaba ausente casi siempre, ocupado en los negocios que llenaron las arcas familiares. Y así, inspirada por las emociones que ambos progenitores le despertaban, sus padres le sirvieron como modelo para las obras que en el futuro escribiría, empezando por la obra que la lanzó al estrellato, 'El baile'.

Némirovsky habla de las relaciones paterno filiales y de los claroscuros del alma humana. Pero también hay una relación muy interesante entre la madre y la hija, en el sentido de que la adolescencia hará que se despierten los celos de una mujer madura hacia su hija, a quien ve como una rival potencial. Pero además de los tres personajes principales, padre, madre e hija, están los otros personajes que ayudan a dibujar la atmósfera y que reflejan el ambiente que se vivía en el París de entreguerras, un lugar donde se concentraban todo tipo de individuos, algunos exiliados por temas políticos, otros empobrecidos por causa de la Gran Guerra y a consecuencia de la crisis económica mundial, y otros, como la familia protagonista de 'El baile', gentes que supieron aprovechar las circunstancias adversas para enriquecerse.