El presidente de Austria cita al líder de la extrema derecha para comprobar si puede formar gobierno
Alexander van der Bellen se ha mostrado reticente a darle a la extrema derecha la llave de la gobernabilidad, pero un posible acuerdo con los conservadores le lleva a explorar esa posibilidad después de la dimisión del canciller Nehammer
El líder de la extrema derecha austriaca, Herbert Kickl (a la derecha), en su reunión con el presidente Alexander Van der Bellen después de las elecciones de septiembre / Christian Bruna
La extrema derecha está un paso más cerca de hacerse con el poder en Austria después de que el actual canciller, el conservador Karl Nehammer, haya confirmado que va a presentar su dimisión después de no alcanzar un acuerdo de gobierno de coalición con los socialdemócratas y los liberales, muy separados en cuanto a cuál debía ser la política económica a seguir en un país que ha cerrado tanto 2023 como 2024 en recesión.
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El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ por sus siglas en alemán), ganó las elecciones en septiembre, pero el presidente del país, Alexander van der Bellen, no les encargó formar un nuevo gobierno porque, según argumentó, "nadie quiere pactar con ellos". Por eso, le dio el mandato de formar gobierno a Nehammer, líder del Partido Popular Austriaco (ÖVP), que ahora ha confirmado su fracaso.
Por ello, Van der Bellen se ve obligado a mirar de nuevo a los ultras del FPÖ, cuyo candidato, Herbert Kickl, es conocido por sus mensajes contra la inmigración y por hacerse llamar "canciller del pueblo", tal y como hacía Adolf Hitler. Van der Bellen y Kickl se van a reunir este lunes con la posibilidad de que ahora el ÖVP vea con buenos ojos un pacto con los ultras.
El presidente ha admitido su decepción por que no se haya llegado a un pacto de coalición sin la extrema derecha, pero ha admitido en su declaración institucional que "se necesita un Gobierno federal con una mayoría estable".
Cambio de rumbo de los conservadores
El nuevo presidente interino del principal partido conservador del país, Christian Stocker, ha confirmado en las últimas horas que, a diferencia de lo que había defendido su partido antes de las elecciones y después del primer encargo para formar gobierno, ahora sí están dispuestos a negociar un pacto con la extrema derecha.
Las voces que no estaban dispuestas a pactar con el FPÖ ahora son mucho más silenciosas
— Alexander Van der Bellen, presidente de Austria
Los socialdemócratas han pedido a los conservadores que sigan negociando en estas horas, mientras que Kickl presiona por su parte amenazando al ÖVP, a quien ha dicho que "veremos si ha comprendido al menos ahora parcialmente el poder de los votantes en las elecciones", recordando la victoria electoral del FPÖ.
Kickl ha publicado un texto en Facebook en el que confirma la reunión de este lunes con Van der Bellen y en el que argumenta que los ultras siempre han sido escépticos "con el intento de gobierno experimental en forma de semáforo austriaco", en referencia a este tipo de coaliciones entre conservadores, liberales y socialdemócratas llamadas "semáforo" habituales en Alemania: "no somos responsables del tiempo perdido y de las condiciones caóticas que se han creado. El FPÖ es el único factor estable en la política austriaca", concluye.
El presidente deberá medir en esa reunión la posibilidad de que el principal partido conservador y el de extrema derecha puedan conformar un gobierno estable o, por el contrario, si no hay un respaldo suficiente, lo que llevaría al país a unas nuevas elecciones en las que, según las encuestas de las últimas semanas, la victoria de los ultras sería aún más clara que la que ya lograron en septiembre.
Antonio Martín
Redactor de la sección de Internacional. Se incorporó a la Cadena SER en 2005 y desde entonces ha formado...
