Danos la paz
Tiene el hombre algo de esos personajes de cuento navideño que empiezan siendo muy malos-muy malos y acaban siendo muy buenos-muy buenos. Pero las Navidades ya han quedado atrás y no parece que se haya producido ningún giro de guion
Ignacio Martínez de Pisón: “Danos la paz”
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Madrid
El juez Peinado está empeñado en pillar a Begoña Gómez por algún lado, y a lo largo de este mes de enero van a ir pasando por su juzgado varias personas que en algún momento tuvieron trato con ella. Yo a Begoña Gómez no la he visto en mi vida, así que no creo que me llame a testificar. Pero quién sabe. Los de Manos Limpias tampoco la han visto nunca y el juez se cree todo lo que le cuentan de ella. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Confieso que tengo pesadillas con ese señor, que se me aparece en sueños diciéndome lo mismo que le dijo a ese antiguo consejero de Esperanza Aguirre: "Suspendemos su declaración. Pasa usted de testigo a investigado." Así son las cosas con el juez Peinado: te llama un día para hacerte unas preguntas y, cuando menos te lo esperas, estás preparando el neceser para ingresar en Soto del Real.
Es el juez Peinado un virtuoso, un artista: pocos como él ponen tanto esmero en hacer mal su trabajo. ¿De dónde le vienen esas ganas que tiene de empurar a la gente? Tiene el hombre algo de esos personajes de cuento navideño que empiezan siendo muy malos-muy malos y acaban siendo muy buenos-muy buenos. Pero las Navidades ya han quedado atrás y no parece que se haya producido ningún giro de guion. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.