El presidente de Austria encarga finalmente al líder de la extrema derecha que conforme un nuevo gobierno

El presidente de Austria ha confirmado en una comparecencia sin preguntas y con rostro serio que ha decidido encargar al líder del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ por sus siglas en alemán) la formación de un nuevo gobierno de coalición junto al Partido Popular (ÖVP), que ha mostrado su predisposición a pactar con los ultras.

Alexander Van der Bellen evitó este encargo después de la victoria electoral del FPÖ en las elecciones de septiembre, pero finalmente ha tomado esta decisión empujado por el fracaso en las conversaciones para conformar un gobierno de coalición entre conservadores, liberales y socialdemócratas. Y eso a pesar de que él mismo ha mostrado en más de una ocasión su rechazo a las ideas de la extrema derecha, que ha reiterado hoy mismo: "Mi trabajo es averiguar si hay una mayoría estable para el país. Puedo tener ciertos deseos e ideas sobre la composición de esta mayoría, pero el respeto al voto de los electores exige al Presidente Federal que respete la mayoría elegida".

Van der Bellen ha confirmado que ha encargado a Kickl hablar con el ÖVP y mantenerle informado de la marcha de esas conversaciones y ha añadido que Kickl le ha respondido que "confía en encontrar soluciones viables y quiere tener esa responsabilidad que le he encargado". La solución puede ser un mal menor para el país, puesto que las encuestas apuntan a que una repetición electoral conllevaría una victoria más clara de la extrema derecha con respecto a la que obtuvo ya en septiembre.

Protestas en las calles

El futuro de Austria pone a este país por tanto en la línea de otros gobiernos de extrema derecha o populistas como los de Italia, Hungría o Eslovaquia. Herbert Kickl dirige un partido fundado por antiguos dirigentes nazis y él mismo ha confirmado que su primer objetivo es convertir a Austria "en una fortaleza" contra los inmigrantes.

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Van der Bellen ha recordado que Austria pasa por un momento económico difícil, con dos años seguidos que han finalizado en recesión, pero ha subrayado también que espera que el país respete los derechos humanos, los de las minorías, la independencia de los medios de comunicación y siga siendo un firme defensor de la Unión Europea.

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Kickl firmó antes de acabar el pasado año una declaración junto al dirigente húngaro Viktor Orbán en la que se comprometían a cooperar para reducir la importancia política de las instituciones europeas. También se ha referido a las políticas para la igualdad de género como "experimentos educativos de la izquierda" que pretende abolir.

Ya este mismo lunes un grupo de estudiantes judíos se ha manifestado contra el extremismo de Kickl a las puertas de la Cancillería Federal, y el próximo jueves distintas ONG's y organizaciones sociales han convocado una nueva protesta en el mismo lugar.