Los salvajes métodos para detectar a una bruja en la Edad Media
En 'SER Historia' analizan el tratado más famoso escrito jamás sobre brujería, el 'Malleus Maleficarum'
SER Historia | Los salvajes métodos para detectar a una bruja en la Edad Media
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Madrid
Dentro de las barbaridades que se solían hacer en la Edad Media, muchas de ellas están relacionadas con el místico y aterrador mundo de la brujería. En España, la Santa Inquisición se encargaba de investigar y castigar los delitos contra la fe, entre los que se encontraba este delito que estaba castigado con pena de muerte. Además de los brutales castigos, los salvajes métodos para detectar a una bruja que se usaban en la época contaban con todo tipo de torturas recopilada en el libro de cabecera de los cazadores de brujas: 'Malleus Maleficarum'.
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Este tratado publicado por los frailes dominicos Heinrich Kramer y Jacob Sprenger en 1487 es el más famoso de su género y explica con todo lujo de detalles cómo identificar las brujas, cómo atraparlas y cómo juzgarlas. Este libro contiene todo lo que necesitaba saber un cazador de brujas de su tiempo para ser infalible y servía a los inquisidores en todo el mundo para condenar a estas personas acusadas de hechicería que, en un alto porcentaje, solían ser mujeres.
El investigador Jesús Callejo ha contado en El cronovisor de SER Historia algunos de los métodos que utilizaban para detectar a una bruja. "Una de las cosas que hacían era desnudarlas para ver si había una señal rara en su parte izquierda, porque estaba considerada como la dominada por el demonio. Si tenías un antojo en la piel o un horzuelo en el ojo izquierdo era un síntoma muy preocupante", ha indicado el historiador en el programa de la Cadena SER.
El martillo de las brujas
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Uno de los oficios de la época era el de 'pricker' (punzador), que era bastante común en la Inglaterra medieval. Esto consistía en pinchar en determinadas partes del cuerpo de la mujer y si no sangra decir que es una zona insensible, un lugar donde el demonio había hecho el pacto y la había dejado insensibilizada. Algunos de estos iban con un punzón falso para catalogar como bruja a todas aquellas a las que pinchaban, ya que ellos cobraban por cada bruja que detectaban.
Esta caza de brujas se prolongó bastante en el tiempo, y es que en España duró nada más y nada menos que tres siglos, hasta finales del siglo XVIII. La Inquisión española, por su parte, se abolió muy tarde, y es que no se exterminó hasta la época del rey Fernando VII, que estaba empeñado en mantenerla para perseguir a los protestantes.
El Malleus Maleficarum y la persecución de brujas
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