Los tres requisitos recogidos en la Biblia para cazadores de brujas para identificarlas
Publicado en 1487, el 'Malleus Maleficarum' ofrecía una guía completa para reconocer y enjuiciar la brujería
Cronovisor | Los tres requisitos recogidos en la Biblia para cazadores de brujas para identificarlas
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Fue en el año 1487 cuando se publica la primera edición de Malleus Maleficarum ('El martillo de las brujas'). La Biblia de los cazadores de brujas de los últimos años de la Edad Media escrita por los frailes dominicos Heinrich Kramer y Jacob Sprenger. Desde entonces, se han publicado hasta 13 ediciones, siendo un manual de carácter religioso y legal para justificar la persecución de todas aquellas personas relacionadas con la brujería a lo largo de más de 200 años. Unos años 50 después, fue nuevamente publicaba, llegando a sacar hasta 16 ediciones más y siendo uno de los textos más vendidos del momento.
¿A qué se debe el éxito de este manual ideológico? "Por morbo, por curiosidad o por, sencillamente, decir mira qué libro más curioso porque claro no reparaban en detalles a la hora de justificar las abominaciones que supuestamente hacían este tipo de brujas y con el contacto con el demonio", explica Jesús Callejo en el cronovisor de SER Historia junto a Nacho Ares. El libro, que pasó a la historia como uno de los grandes textos inquisitorios, está dividido en tres partes: una dedicada a la existencia de la magia, otra a los métodos por los que las brujas consiguen sus poderes y una tercera de descripción de las brujas. En la tercera, los autores consideraban los requisitos que una bruja debía cumplir para ser considerada como tal.
El Malleus Maleficarum y la persecución de brujas
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Esta guía facilitaba a los inquisidores la identificación de las supuestas brujas para poder enjuiciarlas y ejecutarlas. Para ello, Callejo señala las condiciones que se han de cumplir para reconocer a una de las brujas. Por un lado, el experto explica que, además de realizar los pertinentes interrogatorios, era importante que existiera un pacto escrito. "Normalmente, no encontrabas porque no sabían leer ni escribir, de ahí la importancia que adquirieron los lunares, los nevus o los juanetes", reconocía Callejo.
También debía de cumplirse que hubiera un aquelarre o conciliábulo alrededor de un macho cabrío. "Una especie de ceremonia sacrílica de la misa, porque era hacer una misa pero con todos los símbolos cambiados", detallaba el colaborador de SER Historia. Por último, había que demostrar el vuelo nocturno, siendo el momento en el que se comienza a especular que las brujas pueden volar subidas a una escoba.
