La Historia en Ruta
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El extraño final del hombre que da nombre a uno de los ríos más famosos del mundo

Aunque no fue el primero en encontrarlo, sí pudo explorarlo durante semanas

El extraño final del hombre que da nombra a uno de los ríos más famosos del mundo

Antes de que los europeos pusieran un pie en la que luego se convertiría en Nueva York, la isla de Manhattan estaba ocupada por los lenape, una tribu algonquina que ocupaba la zona de Lenapehoking, entre Delaware y el río Hudson. De los orígenes de una de las ciudades más famosas del mundo y donde desemboca este río de más de 500 kilómetros de longitud, hablan precisamente Esther Sánchez y David Botello en el último programa de La Historia en Ruta.

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Ochenta años después de que el italiano Giovanni da Verrazzano avistará el puerto de Nueva York en una expedición hacia el norte por la costa atlántica, el explorador inglés Henry Hudson llegó a la ciudad al servicio de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales. Aunque no fue el primer europeo en pasar frente a la costa de Manhattan, Hudson es el hombre que da nombre al río que sirve de puerta para Nueva York. El navegante fue contratado para que descubriese el ansiado paso hacia el otro lado del continente. "Siguió navegando río arriba durante varias semanas hasta que su barco empezó a tocar fondo. Ahí se dio cuenta de que este camino no le iba a llevar a Asia", explicaba Botello.

Pero antes de regresar a Ámsterdam, puso su nombre al río. Allí contó que lo que había encontrado era "el paraíso de las pieles de castor". Las autoridades de la Compañía holandesa decidieron confiar en su palabra, mandaron otra expedición y, al confirmar que ese puerto era "un diamante en bruto", decidieron apropiárselo. "Aquello era como los Países Bajos, pero con menos molinos y muchas más ostras", bromeaba Botello.

Dos años después de su aventura neoyorkina, Hudson decidió volver a retomar la aventura de encontrar la ruta más al norte. Viajó junto a su tripulación hasta llegar al Ártico, pero lo que ocurrió después ha pasado a la historia. "Su tripulación se hartó de él. Hubo un motín y lo metieron en un bote con su hijo y los dejaron a la deriva", contaba David Botello. Así, el explorador que realizó cuatro importantes viajes al Ártico durante el siglo XVI murió junto a su descendencia "entre los hielos eternos". "Fue un final muy extraño para este hombre que ha dado su nombre a uno de los ríos más famosos del mundo", sentenciaba el presentador.

Orígenes de Manhattan