¿Libertad de expresión o injerencia extranjera? La difícil pregunta que despierta Musk en Europa

Madrid

La Unión Europea está pisando territorio inexplorado. Elon Musk será uno de los hombres fuertes de la próxima administración de Donald Trump, apoya abiertamente a grupos ultraderechistas como Alternativa para Alemania y, esto es capital, es el propietario de X.

Su libertad de expresión está garantizada, pero la Comisión Europea quiere que su plataforma sea neutral en las próximas citas electorales. La primera prueba de fuego, las elecciones alemanas del próximo 23 de febrero. El problema reside en que no es tan sencillo demostrar que Musk pudiera estar amplificando mensajes ultraderechistas o interfiriendo de alguna manera en un proceso electoral.

Para entender lo que está pasando, hay que imaginarse esta situación que describe Marta Peirano, analista especializada en tecnología y poder. "Hemos creado una serie de normas para una autopista que está metida dentro de un túnel e intentamos adivinar si se cumpliendo las normas, pegando la oreja al túnel", explica Peirano.

Se deduce que tiene unas intenciones políticas, que se vale de su plataforma X pero faltan datos y herramientas para demostrarlo y actuar en consecuencia. Se podría usar lo que los expertos llaman "ingeniería inversa" y que permite comprobar si "hay maniobras en la oscuridad para amplificar determinados tipos de mensajes". El problema, según Peirano, es que no está claro hasta qué punto la Unión Europea tiene capacidad para monitorizar esa realidad en tiempo real.

¿Qué es una injerencia extranjera?

El reglamento de Servicios Digitales entró en vigor íntegramente hace menos de un año y condena la injerencia en los procesos políticos por parte de plataformas con más de 45 millones de usuarios mensuales en suelo europeo. Sin embargo, no existe un consenso y que esté negro sobre blanco sobre qué es una injerencia en un proceso electoral.

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José Luis Iriarte, catedrático de Derecho Internacional Privado de la Universidad Pública de Navarra, sostiene que "es un concepto jurídico indeterminado" que conlleva varios problemas porque "no se puede dar una definición que alcance todos los supuestos de injerencia extranjera" y porque "se tocan otros derechos como el de la libertad de expresión o la libertad de empresa".

En cualquier caso, el reglamento sí contempla multas si se demostrara que la falta de neutralidad tiene un efecto en un proceso electoral y podría ser "una multa de hasta el 6% del volumen de negocinual en el ejercicio fiscal anterior" y "cabría suspender el acceso a la red temporalmente, en el caso más extremo".

La decisión de la Comisión Europea

La Comisión Europea podría considerar que Musk quiere interferir en nuestra política, pero sería una decisión delicada, por su estrecha relación con el futuro presidente de Estados Unidos. Javier Borrás, investigador del CIDOB sostiene que "la Comisión parece que se va a decantar por no enfrentarse a Donald Trump "para poder negociar cuestiones económicas como los posibles aranceles que Trump quiere imponer a la Unión Europea".

Además, desde el punto de vista geopolítico, Musk podría ayudar a Trump con sus posicionamientos en Europa porque "la fragmentación permite al Presidente de Estados Unidos imponer condiciones económicas y geopolíticas a los gobiernos europeos".

Pero hay un último beneficio para Musk: conseguir que al frente de gobiernos europeos haya líderes que estén en deuda con él y apuesten por utilizar su tecnología, en lugar de potenciar la industria europea. Peirano subraya que la Unión Europea no es "como China o Estados Unidos" y el dueño de X lo sabe y quiere aprovechar que tiene además los mejores cohetes del planeta y la red de nanosatélities más grande del mundo. Musk, añade Peirano, sabe que una vez que se instala "nadie desmantela una infraestructura crítica".