La Catedral de Notre-Dame de París terminó de construirse en 1345. Desde aquel momento, este emblemático edificio ha sufrido numerosas calamidades, especialmente durante la Revolución Francesa y, más tarde, en el gran incendio ocurrido hace algo más de cinco años. En dicho incendio, hubo daños catastróficos: dos tercios de su techo fueron destruidos, las llamas destrozaron estructuras de madera e hicieron colapsar la torre en forma de aguja, uno de sus elementos más icónicos. Sin embargo, el pasado 8 de diciembre, la catedral volvió a abrir sus puertas tras cinco años de reconstrucción, en los que se ha optado por replicar las técnicas empleadas hace más de 800 años. En Hoy por Hoy, Ángels Barceló ha querido contar con una de las personas que participó en esta reconstrucción: Damián Pinardi, un carpintero especializado en técnicas medievales que «utiliza las mismas herramientas y métodos que se usaban hace siglos». Pinardi ha explicado cómo fue el proceso de decisión sobre el enfoque que tomaría la reconstrucción tras el incendio. «Después del incendio, casi enseguida, se reunieron todos: los de patrimonio, los arquitectos..., y un personaje, el fundador de Carpinteros Sin Fronteras, François Calame», relata Pinardi. En un momento dado, cuenta, le preguntaron a Calame cómo afrontaría él una obra de esta magnitud, y este «sacó de su mochila dos hachas, las puso encima de la mesa y dijo: Aquí están las herramientas, los chicos, las técnicas y los árboles están; la podemos reconstruir como estaba». De esta manera, se pusieron manos a la obra, empleando técnicas que, según Pinardi, «comienzan en el bosque y terminan en el edificio». La cubierta, una de las zonas más afectadas, se reconstruyó con estas técnicas por una razón muy sencilla, que Pinardi explica: «La prueba de que, más de 800 años después, esa técnica y ese material habían resistido». Insiste además en que, «si no hubiera sido por el incendio, todavía seguirían allí». Tan convencido estaba de su validez que señala: «Si no se hubiese reconstruido de la misma manera, habría sido muy difícil lograrlo». En este método de trabajo tan antiguo, la comodidad que otorgan las herramientas eléctricas prácticamente desaparece, y el esfuerzo físico se convierte en uno de los factores más relevantes. De hecho, Pinardi relata que, al inicio de la obra, él y su equipo trabajaban con sus propias hachas, ya que su labor consistía en transformar «los troncos en maderos utilizables para la carpintería». Así, en un tiempo récord y utilizando técnicas de construcción de hace siglos, los trabajadores implicados en la reconstrucción de la catedral de Notre-Dame han conseguido un resultado fiel al original y respetuoso con la historia de esta legendaria edificación.