Son supremacistas blancos y cristianos

Madrid

El antisemitismo es una de las mayores aberraciones enraizadas en Europa durante siglos. Y no se debe olvidar ni un minuto lo que esa aberración fue capaz de provocar: el Holocausto de millones de judíos. Los actuales europeos no son responsables de lo que hicieron sus abuelos o bisabuelos, pero sí son responsables de que no vuelva a ocurrir. El saludo nazi de Elon Musk (porque eso es exactamente lo que hizo, imitar el gesto que identificó durante años a los seguidores de Hitler), su empeño en apoyar al partido alternativa por Alemania, en el que se refugian los nostálgicos de aquel saludo, no son casualidades. Son la raíz del pensamiento antisemita y deben ser erradicados, debe existir el compromiso por parte de todos los demócratas del mundo de no dejarlo crecer, de ninguna forma, en ninguna faceta, en ningún lugar. No, nunca, jamás.

Luchar contra el antisemitismo es perfectamente compatible con defender el derecho de los palestinos a existir como una nación, con su propio territorio y sus propios dirigentes. Es la misma cara de la misma moneda. Quienes proponen deportar a los palestinos fuera de Gaza y de Cisjordania han heredado el pensamiento nazi y pretenden aplicar sus doctrinas. Hoy van contra los palestinos, mañana querrán exterminar de nuevo a los judíos o promover el apartheid de los negros, porque lo que son es profundamente supremacistas blancos y cristianos. Se creyeron superiores y únicos y lo siguen creyendo. Bien haremos todos, los propios israelíes incluidos, en no confundirnos.