Málaga 2025 | Daniel Guzmán inaugura el festival con 'La deuda', una historia de desahucios, soledades y culpa
El también actor presenta su tercer largometraje, un thriller social sobre la gentrificación y la violencia institucional que reivindica los vínculos emocionales y afectivos de la gente corriente

Rosario García y Daniel Guzmán presentan 'La deuda' (Photo by Carlos Alvarez/Getty Images) / Carlos Alvarez

Málaga
Daniel Guzmán está convencido de que el cine social puede ser atractivo para el espectador. El actor y director, que ganó en Málaga la Biznaga de Oro con su ópera prima 'A cambio de nada', inaugura esta edición del certamen, con su nueva película 'La Deuda', donde comparte algunos de sus miedos y temores que la sociedad actual está viviendo. "Yo quería contar una historia de amor entre personajes de diferentes generaciones, que se ayudan, que se quieren y que se necesitan. Una historia de amor a través de la culpa entre dos personas, una que lo ha perdido todo y otro que ha provocado que lo pierda todo. Es una historia de personajes que se encuentran y comparten afectos. Y, por supuesto, está el trasfondo social de la gentrificación. Yo también la quería contar desde una manera estética, porque nos habían vendido un poco la moto de que el cine social tiene que ser medio feo y yo intento hacer algo con una factura muy elegante para contar una narrativa emocional y social", explica el director en la apertura de este festival.
En su ópera prima, el actor ya contó algunas cosas de su adolescencia, en esa relación del personaje de Miguel Herrán con la propia abuela del director. También había algo de sus vivencias en su segundo trabajo, Canallas, una comedia que mezclaba realidad y ficción con toques de Los inútiles de Fellini, pero con toda la idiosincrasia española de Berlanga donde él y Luis Tosar acompañaban a su amigo en la vida real, Joaquín González, un tipo peculiar, un pícaro de la España actual. En los dos trabajos había una mirada de clase, social, obrera y profundamente emotiva.
Temas que vuelven a estar en su tercer largometraje, 'La Deuda'. Cuenta la historia de Lucas y Antonia, dos personas sin vínculo sanguíneo que conviven en un modesto piso en el centro de la ciudad. Él tiene 47 años y no ha tenido una vida fácil. Ahora busca trabajo sin mucho éxito por cómo está el mercado laboral. Ella es pensionista, tiene más de 80 años y siempre ha vivido en ese piso. El problema es que los fondos buitres quieren ese edificio para hacer pisos turísticos, una lacra que está afectando cada vez más a todo Madrid. Para evitar el desahucio deben pagar una deuda, pero no es fácil conseguir el dinero en una situación como la actual. "El problema de la gentrificación no es algo que esté de moda, es algo que ya hemos sembrado hace unos años y que lo tenían las grandes ciudades, como Londres, Berlín, Nueva York, Málaga o Madrid. El proceso de gentrificación es que somos un país de servicios, donde todo se apuesta al turismo, al ladrillazo y a echar a la gente de los barrios céntricos, pero ya ha llegado a la periferia. Y el problema es que es va separando a la gente y les hace perder su identidad, sus raíces", responde Guzmán, junto a la actriz Itziar Ituño, que justo vive en la situación opuesta al residir en su pueblo, en Basauri.
En el viaje del personaje, que trata de conseguir el dinero para pagar al banco a toda costa, aparecen el crimen y la delincuencia, algo a lo que se recurre cuando no hay otra opción, aunque este hombre sea capaz de superar sus propios actos a los que el sistema le obliga a llevar a cabo. Ahí entran en la trama los personajes de Itziar Ituño, una madre que ha perdido a su hijo, y Susana Abaitua, la enfermera de un hospital, protagonistas junto a la que será la gran revelación de la temporada, Rosario García, una anciana que encontró tras un casting de más de mil mujeres y que vive en una de las residencias de la Comunidad de Madrid. "El problema de la vivienda es intergeneracional, pero en el caso de las personas ancianas son más vulnerables, están más solas y si les pasa algo, muchas veces igual no tienen quién mire por ellas. Esa parte a mí me tocó porque hay mucha gente sola que de pronto pierde su casa, se la llevan. Hay un problema al no considerar a las personas mayores como un valor social, como algo que esconder. Es algo que meter en un geriátrico, porque la vejez es fea, porque la juventud es lo que manda en el sistema y ocultar todo eso y no dar valor a todo lo que supone ser anciano, que es una fuente de sabiduría, pues nos define mucho como sociedad", dice la actriz vasca.
En 'La deuda' hay una crítica a los bancos, a los especuladores y a la policía, que en lugar de proteger quiere sacar tajada de esto. También a cómo todas estas medidas neoliberales no solo provocan una violencia institucional y económica, sino que también afectan a las redes afectivas. Una espiral que la película trabaja con dos conceptos, el de la propia deuda moral de su protagonista y el de la culpa. "En una sociedad como la nuestra, un país aconfesional, pero muy cristiano, el tema judeocristiano de la culpa es algo que nos condiciona y que nos controla, que no nos deja avanzar como sociedad o como personas. A mí me gusta hablar de las circunstancias, no me gusta tipificar, me gusta entender por qué la gente hace las cosas. Hay algo en la culpa que nos castra y que nos condiciona. Sólo si tienes cultura, educación y un pensamiento crítico te vas despojando de la culpa. Por eso me interesaba tema de la culpa y cómo te somete y hablar del endeudamiento emocional, no solo el económico. En esta historia hay un vínculo emocional con alguien al que ha hecho daño, hay un vínculo emocional con la enfermera porque necesita afectoo dentro de esa huida hacia adelante, y luego hay un vínculo emocional con una persona de la tercera edad que se lo ha dado todo", relata el actor y director.
En La deuda hay otro tema que ahora mismo forma parte del debate social. La meritocracia, nuestra manera de alcanzar algo así como el sueño americano. Una idea que caló fuerte en el tardofranquismo, que centró la ideología de la transición, a izquierda y derecha, y que con la crisis de 2008 se desvaneció, pero que ha vuelto a resurgir en muchos discursos neoliberales que apelan a la igualdad de oportunidades en una especie de competición adulterada y desigual. "La meritocracia tiene que ver con el neoliberalismo, con la exclusión. Quiero decir, te dicen, tú puedes ser lo que quieras en la vida, pero no es así, podrás ser lo que puedas y lo que te dejen ser. Y dependiendo de tu educación y el contexto social y económico donde te has desarrollado. Hay muchos factores, no somos lo que queremos, somos lo que podemos y además, si tenemos educación o no, si tenemos pensamiento crítico o no, vamos a poder evolucionar. Si no, nos van a manejar más, no es tan fácil salir de ahí", reflexiona.
Hay también una mirada de consuelo, gracias a los sanitarios, gracias a la gente que se ayuda, aunque cada vez sea más difícil, 'La deuda' intenta mirar a esa gran mayoría social que dibuja una parte importante de nuestra sociedad y que no es otra que nosotros mismos. "Es una película muy vitalista, aunque sea dura. Son personas que intentan salir adelante, personas que con cierta exclusión social, se ríen, bromean, intentan salir adelante con energía y con ilusión. Y eso es lo más bonito", concluye Guzmán, emocionado y feliz de inaugurar la 28º edición de este Festival pero aún pendiente de encontrar distribución para el estreno de esta película en cines.