Mazón redobla el desafío a Génova y se echa en brazos de Vox para la reconstrucción de Valencia

Madrid

En esa delirante huida hacia delante de Carlos Mazón, ahora, el president de la Generalitat se ha echado en brazos de la ultraderecha, de Vox. En ese intento de ganar tiempo, tanto político como penal, abraza sin escrúpulos lo más ultra del ideario de la formación de Santiago Abascal, el negacionismo climático, y no nos olvidemos que en el origen de todo está, precisamente, la gestión de una DANA, y la xenofobia.

Tampoco es nuevo, no hay que olvidar que fue Mazón el que cerró el primer pacto exprés con la ultraderecha tras las elecciones municipales y autonómicas, y que dejó a Alberto Núñez Feijóo muy tocado de cara a las siguientes generales. El objetivo entonces era sentarse en el Palau de la Generalitat cuanto antes; el objetivo ahora es intentar que las consecuencias políticas y penales ante su gestión se retrasen lo máximo posible.

Y para ello habla sin complejos, y sin responder preguntas, claro, de dogmatismo climático, niega el pacto verde europeo, que su propio partido votó en Bruselas, y relaciona, sin ningún giro literario, delincuencia e inmigración, exigiendo la lista de los detenidos durante los pillajes en los primeros días de la DANA para conocer su nacionalidad.

Pues con Vox quiere llevar a cabo Mazón la reconstrucción. Con su huella en las cuentas de la comunidad, con su implicación en el destino de cada uno de los euros. Pero el acuerdo señala también, y de manera indiscutible, a Alberto Núñez Feijóo, cuya debilidad ha quedado más que patente al ser incapaz de diseñar la maniobra para descabalgar al president de la Generalitat. Ha ido modulando su apoyo, sí, pero ha sido incapaz de dar el golpe en la mesa definitivo. Va a tener que comerse, incluso, un congreso del PP europeo en Valencia a pesar de haber intentado trasladarlo de lugar.

Pero es que, además, va a estar obligado a responder, aquí en España, pero también en Europa, si comparte el ideario ultra que tiñe la política valenciana. Feijóo ha dejado a hacer a Mazón y ahora Mazón redobla el desafío a Génova.

Mazón quiere que deje de hablarse del proceso judicial y se hable de su habilidad política para conseguir presupuestos, cosa que otros no pueden. Pero Mazón es un zombi político que ni siquiera puede pisar las calles de la comunidad que gobierna en sus fiestas más grandes. No dimitió cuándo tenía que hacerlo, su jefe de partido ha sido incapaz de apartarle y ahora con el asidero de Vox pone más caro todavía su relevo. Alberto Núñez Feijóo tiene un problema y ninguna capacidad demostrada para solucionarlo.