El motivo por el que no debes quitar el musgo de las macetas de tus plantas
Todo el mundo tiende a eliminarlos, pero es un error que deja nuestras plantas más desprotegidas

Los musgos aparecen en las macetas y en algunas de las paredes. El otro día hablé con un grandísimo experto en musgos de nuestro país, el asturiano Jesús Muñoz. Ha editado una preciosa guía de campo para identificar a estas plantas. Se puede descargar gratuitamente en la página web de la Biblioteca Digital del Real Jardín Botánico de Madrid. Es una maravilla de libro que nos da una idea de la riqueza y valor de estas plantas.
Los musgos son plantas muy ligadas al agua, y necesitan de ella continuamente para sobrevivir. Tuve la oportunidad de charlar con este experto, Jesús Muñoz, sobre los musgos, quien me comentaba cómo no han generado adaptaciones para retener el agua, como las suculentas u otras. En cuanto hay la más mínima cantidad de vapor de agua, ellos la absorben. Con poca humedad ambiental que haya, muchos musgos ya la aprovechan.
Por eso hay lugares mediterráneos muy secos donde hay musgos también. Me decía Jesús Muñoz que hay algunas de estas plantas que parecen muertas, pero que en cuanto llegan las lluvias, reviven. Esto es algo que a mí siempre me ha gustado ver. A veces, en verano les echaba agua a los musgos en el pueblo de mi madre, a los que crecían al pie de la casa, porque me daba pena no verles ese color verde tan intenso, que había virado a ese marrón negruzco chamuscado por la falta de agua en pleno agosto.
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Líquenes, algas y musgo en nuestra paredes, suelos y macetas
¿Qué función cumplen los musgos en la naturaleza?
Jesús Muñoz me habló de algo maravilloso que hacen los musgos: las costras biológicas. Esta costra biológica es una capa muy fina, de dos a cinco milímetros, que tienen los suelos que no se han removido. Las costras biológicas son esenciales para retener el suelo: están formadas por musgos, hepáticas, líquenes, cianobacterias... Cuando llueve, esta costra se hidrata y se esponja. Se forma entonces una película protectora por encima del suelo, y el suelo que hay debajo no se pierde. Donde se ara, como en los olivares, esa costra biológica no está y cuando llueve se pierde tierra, suelo fértil, iuna lástima!
¿Y qué hacen los musgos en nuestras macetas y en los jardines?
También nos ayudan. Es una cobertura perfecta del suelo. Recuerdo una anécdota de hace unos años en los que un alumno mío había quitado el musgo de varias macetas, y estaba tan contento, porque pensaba que había quitado competencia a las plantas que cultivábamos en esas macetas. Pero no, no hacen nada malo en una maceta, ial contrario! Ayudan a la planta, generando un entorno más favorable para sus raíces. Es un colchón protector maravilloso, que origina también un entorno perfecto para que tengamos más microorganismos que ayuden a la planta. Igualmente podríamos recordar la maravilla de los jardines de musgo que cultivan los japoneses, con docenas de musgos distintos para crear patrones de colores verdes increíbles. Cultivan muchas especies diferentes y tapizan el suelo de esos jardines de fantasía. Es verdad que Japón es muy húmedo, pero en España también tenemos muchos lugares donde también se puede hacer.
Por supuesto, es un crimen para el bosque arrancar esos musgos y utilizarlos en los belenes, eso jamás debería de hacerse. Hay otros sustitutos del musgo que son igualmente bellos.
Líquenes y algas
Tendríamos que diferenciar entre lo que son plantas y lo que son líquenes. Las manchas de color amarillo, como costras, en la pared, son líquenes. En España tenemos maravillosos expertos en el tema de los líquenes, y un colega que tengo de referencia es Juan José Ramos, todo un sabio. En su día, Juan José clasificó esos líquenes amarillos como pertenecientes al género Caloplaca. Hay que pensar en el auténtico milagro que son los líquenes, porque es una asociación simbiótica entre un alga y un hongo, para simplificarlo mucho. Lo suelo explicar de una manera muy gráfica, seguramente que incompleta: el hongo aporta la estructura sobre la que las algas viven. Esto permite a esas algas vivir en lugares a veces sequísimos, aunque también viven en entornos muy húmedos, como en los bosques del norte de Europa.
La especie que clasificó Juan José Ramos es, en concreto, Caloplaca citrina, por ese color cetrino, amarillento verdoso. Vive, como en nuestro caso, en paredes verticales. Sobrevive al invierno frío, sobrevive en el verano más caluroso y seco: un prodigio adaptativo que vive en cemento y mortero, fascinante. De los líquenes podemos hablar otro día, porque es un mundo increíble del todo. Mira esta publicación que te traigo, donde ves la variedad de colores y de especies que hay solamente en una ciudad, donde sabemos que los líquenes no abundan, por la contaminación. Los líquenes se han utilizado desde antiguo para determinar la pureza y calidad del aire: en entornos con aire más limpio, surge una mayor variedad de especies de líquenes.
Lo que se ve en las llagas de las baldosas de las terrazas, que se han teñido de verde, son algas microscópicas, algas unicelulares. Debido a la gran cantidad de agua que ha caído en estas semanas, se han reproducido por todos lados.

Eduardo Barba
Eduardo Barba Gómez es jardinero, investigador botánico en obras de arte, paisajista y profesor de jardinería....




