La increíble historia de Fiona Pinar: de la amputación de su pierna a los Juegos Paraolímpicos de París en ocho meses
"He perdido una pierna, pero he ganado una vida": resumía la deportista este lunes en 'La Revuelta'

Fiona Pinar contado su historia en 'La Revuelta' / RTVE

Madrid
Fiona Pinar tenía 18 años cuando se fue con sus amigas a esquiar a La Molina, como tantas otras veces, pero en aquella ocasión un accidente cambió su vida para siempre: "El año anterior había una pista que no quería bajar porque siempre estaba helada, me costaba hacerla, pero no recordaba cuál era. Empecé a esquiar con mis amigas e iba diciendo "era esta" y no era, "era esta" y no era, y ya no me creían, pero la última, era", recuerda. Bajó por esa pista llena de hielo y se descontroló: "Vi como nieve, mucho frío en la cara, pasó como muy rápido... recuerdo pensar "te vas a caer y te vas a levantar como muchas veces" pero me levanté sin la bota de esquí y ya me vi con el pie hacia un lado y la rodilla hacia otro", continuó relatando.
Desde entonces empezó un periplo por varios centros de salud y hospitales. Tenía rotos peroné y tibia por tres sitios y lo peor es que estaban con punta: "Como se me había movido, me cortó venas y arterias y no llegaba el riego sanguíneo". Recuerda que ella misma, en la primera llamada que hizo a su madre desde la pista, le dijo: "Mamá, me van a tener que amputar el pie", porque ella veía que lo tenía cada vez más blanco.
Tras varias operaciones en las que llevando venas y arterias de una pierna a otra se intentó recuperar el riego sanguíneo sin éxito, llegó la fatal noticia: había que amputar desde la rodilla. Una enfermera le dio un consejo: "Despídete de la rodilla porque, si no, te vas a arrepentir", le dijo, y ella le dio un beso. Una de las cosas que más sorprende de su relato es su entereza al contar lo sucedido: "Yo no he estado nunca mal por la pierna. Yo me levante, lloré 10 minutos con mis padres y le supe dar la vuelta de "es lo que hay". Es más, ya en la UCI empezó a hablar con su madre de la posibilidad de presentarse a los Juegos Paraolímpicos.
Empezó a entrenar para lograr ese sueño. No faltaba mucho para los Juegos de París. "Desde la primera prótesis hasta que me clasifiqué para los Juegos pasaron 7 u 8 meses". Finalmente quedó la séptima y logró el diploma paralímpico en París 2024. Cuenta que vuelto a hacer snow después del accidente y salió del hospital con la autoestima por las nubes: "Puse en una balanza lo que era importante en mi vida y lo que no, y el físico para mí paso a ser una mierda, era cero importante. Me quería mucho". Perdió la vergüenza y eso hizo que se acercara sin temor a quien es hoy su pareja: "Antes no lo hubiera hecho ni de coña". Ahora su frase es: "He perdido una pierna, pero he ganado una vida".




