"Lo que cocina Trump: si es malo es pésimo y si es bueno acaba siendo viscoso y efímero"

Barcelona

El alto el fuego parcial en Ucrania ya funciona, al menos bastante. Y eso es una buena noticia. Porque siempre es bueno que las armas callen y den paso a las palabras: en el peor de los casos, habrá menos muertos en las próximas semanas.

Pero eso es lo único cierto. Como todo lo que cocina Donald Trump, si es malo resulta pésimo; y si es bueno acaba siendo viscoso, ambiguo, probablemente efímero.

Y este es el caso del alto el fuego. No se sabe si es indefinido, Ucrania dice que por su parte sí; pero Rusia asegura que por su parte solo durará treinta días. No se sabe exactamente a lo que afecta, en principio a las instalaciones energéticas, pero se discute sobre otras similares o adyacentes; y sobre la circulación naviera en el Mar Negro. No se sabe quién pondrá orden en caso de que alguien se desmande.

Mientras eso sucede en el campo de enfrentamiento, Europa sigue adelante con sus planes de apoyo a Ucrania. Niega al Kremlin el fin de las sanciones, porque empezaron hace once años con la anexión de Crimea, y siguieron hace tres años, con la anexión de otras regiones ucranias, y los rusos no se han corregido. Y hasta que eso no se revierta, ahí seguirá Putin, castigado.

Pero sobre todo, se acaba de celebrar en París la tercer cumbre de la Unión y sus nuevos amigos, sobre todo Reino Unido, para articular un poco más su deseo de intervención, que garantice el armisticio y lo convierta en más duradero. El presidente español, Pedro Sánchez, ha estado ahí, pero sobre todo España debe estar en todos los ámbitos y esfuerzos que ayuden a los resistentes para recobrar su libertad y soberanía.