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María Wonenburger, la brillante matemática gallega olvidada hasta el siglo XXI

La científica llevó a cabo toda su trayectoria profesional en Estados Unidos y Canadá debido a la falta de reconocimiento y oportunidades laborales en las universidades españolas durante el franquismo.

El viaje de ida | María Wonenburger: La gran matemática gallega del siglo XX de la que no supimos nada hasta el XXI

El viaje de ida | María Wonenburger: La gran matemática gallega del siglo XX de la que no supimos nada hasta el XXI

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Madrid

La historia de María Wonenburger fue rescatada en 2002 por dos matemáticas gallegas, María José Souto y Ana Dorotea Tarrío, que descubrieron su figura gracias al profesor Federico Gaeta en un congreso en Santiago de Compostela. María nació en Montrove, Oleiros (A Coruña) en 1927, en el seno de una familia progresista y acomodada. El negocio familiar era la 'Fundición Wonenburger', que ha dejado huella en la ciudad de A Coruña, en farolas, edificios, verjas o tapas de alcantarillas. Ese ambiente abierto y liberal promovió el desarrollo intelectual de María, que desde pequeña mostró un talento especial para los números.

'Aunque era bajita ella decía que lo suplía corriendo mucho. Era la capitana del equipo de hockey, ganaron varias ligas... Era una niña que aparte de vivir esa época tenía gustos diferentes para lo que era habitual en una niña o mujer en esos años' relata María José Souto.

A pesar de vivir en un tiempo en el que las mujeres tenían pocas oportunidades académicas, María contó con el apoyo de su familia. Sus padres, Julio Wonenburger y Amparo Planells, la matricularon en el Instituto Eusebio da Guarda de A Coruña. 'El Instituto Eusebio da Guarda de A Coruña, donde estuvo María Wonenburger, siempre fue referente de educación y cultura. En sus aulas han pasado figuras como Pablo Picasso, Gonzalo Torrente Ballester o Casares Quiroga, figuras excepcionales en nuestra historia' narra Isabel Ruso, su actual directora.

Más tarde, en 1945, se trasladó a Madrid para estudiar en la antigua Universidad Central. Se alojó en la Residencia de Señoritas, donde su carácter y su risa contagiosa la diferenciaron de las demás. Destacó en sus estudios y obtuvo la prestigiosa beca Fulbright, formando parte de la primera generación de ‘becarios Fulbright’, siendo la primera española en conseguirla.

Una carrera brillante fuera de España

En 1953, Wonenburger se doctoró en la Universidad de Yale bajo la dirección del matemático Nathan Jacobson, una de las figuras más influyentes en el campo del álgebra. Su investigación en álgebras de Lie y teoría de grupos la situó entre los matemáticos más destacados. Sin embargo, al regresar a España, se encontró con una realidad muy distinta: su doctorado estadounidense no fue reconocido y tuvo que realizar otra tesis en el país para validar su formación.

Ante la falta de oportunidades en su propio país, su carrera continuó en el extranjero. Fue reclutada por la Universidad de Toronto, en Canadá, donde dirigió la tesis del algebrista Robert Moody, creador de las álgebras de Kac-Moody, una contribución fundamental en la teoría de grupos. Posteriormente, trabajó en la Universidad de Buffalo y, finalmente, en la Universidad de Indiana, donde enseñó hasta 1983.

'En su tesis se abordó continuar o profundizar en la clasificación de unas estructuras algebraicas, y dieron lugar a lo que hoy en día se llaman 'álgebras de Kac-Moody', las cuales resultaron ser una herramienta muy valiosa en distintos campos, tanto de las matemáticas, la estadística, la física... ella también hizo aportaciones relevantes en el campo de la teoría de los grupos' explica María José Souto.

Wonenburger fue una profesora apasionada, admirada por su alegría y su forma de enseñar. Sus alumnos recuerdan su energía en el aula, con esa risa tan particular que tenía y su costumbre de escribir en la parte baja de la pizarra, debido a su baja estatura.

'A parte de hacer las clases muy amenas, conseguía que sus alumnos se sintieran importantes y válidos para las matemáticas, digamos que sacaba lo mejor de ellos. Incluso llegaron a ser muy buenos amigos en el ámbito personal' cuenta Ana Dorotea Tarrío.

Un regreso discreto a España

Tras la enfermedad de su madre, Wonenburger decidió regresar a Coruña y se jubiló anticipadamente. Su vuelta al país no fue acompañada del reconocimiento que merecía. Durante décadas, su figura quedó en el olvido en España, hasta que, en 2002, Souto y Tarrío la descubrieron. Desde entonces, se ha trabajado en la recuperación de su historia y en el reconocimiento de su aportación a las matemáticas.

En sus últimos años, Wonenburger vivió en A Coruña, alejada del mundo académico. Sin embargo, su impacto en la matemática moderna es evidente. Sus aportaciones en álgebra, en especial en la teoría de representación de álgebras de Lie, han influido en generaciones de matemáticos del siglo XX y XXI. María murió a los 86 años el 14 de junio de 2011.

'Las personas que la tratamos coincidimos en el lujo de haberla conocido. Era una persona muy cercana, muy alegre... maravillosa' cuenta Ana Dorotea Tarrío.

En Galicia, se han impulsado iniciativas para visibilizar su figura, como exposiciones y charlas. En 2007, la Xunta de Galicia le otorgó el Premio María Josefa Wonenburger Planells, creado en su honor para reconocer a mujeres destacadas en ciencia y tecnología.

La historia de María Wonenburger es un ejemplo de cómo el talento y el esfuerzo pueden verse eclipsados por la falta de reconocimiento. Sin embargo, su risa y su pasión por los números perdurarán como inspiración para futuras generaciones de matemáticas.

 

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