"Como si no supiéramos ya cosas, y eso que sigue sin dar explicaciones": el cuaderno de Ángeles Caballero sobre la querella del rey Juan Carlos a Revilla
El mismo día que arranca la campaña de la Renta es noticia el Emérito por la denuncia que le ha interpuesto al expresidente de Cantabria

Vamos con una de fechas en el calendario. El azar ha querido que hoy hablemos en este cuaderno de Juan Carlos I, también primero de los españoles y de los contribuyentes, justo el día que arranca la campaña para la declaración de la Renta. Ha sido a raíz de la querella que ha interpuesto a Miguel Ángel Revilla, esa persona a la que seguramente muchos de ustedes, yo incluida, hemos visto más en los últimos tiempos que a muchos miembros de la familia.
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"Como si no supiéramos ya cosas, y eso que sigue sin dar explicaciones": Ángeles Caballero, sobre la querella del rey Juan Carlos a Revilla
Ese azar, si lo pensamos, tiene su parte de guasa. Mientras España acumula papeles y descarga certificado de retenciones, firma borradores y repasa si Hacienda le deberá algo este año o le meterá un palo, el Emérito, apátrida fiscal por obra y gracia de su persona, le reclama 50.000 euros al expresidente cántabro por lesiones a su derecho al honor. Cantidad que irá, dice, destinada a Cáritas España.
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Esto, que suena grave escrito negro sobre blanco en una querella, se resume en que Revilla ha ido diciendo por ahí cosas repetidas en uno y mil medios de comunicación y en uno y mil salones y cocinas de casa. Que está mal ser un corrupto, que conviene pagar impuestos y que quien no cumple ni lo primero ni lo segundo suele decepcionarnos a unos cuantos. Eso, claro está, el día que nos ha pillado suaves y con el sistema inmunológico por todo lo alto.
A Revilla, por continuar con el sainete, esta noticia le ha pillado vestido de juez casando a Paz Padilla en presencia de Antonio Resines. No es que yo me haya pasado con el café esta mañana, es que al embajador de las anchoas la querella se le ha notificado mientras estaba en Madrid rodando una película.
No sabemos, en cambio, qué estaba haciendo Felipe VI cuando supo que su padre, una vez más, ha puesto los focos en sus reales personas, las de ambos monarcas, con este enfado legítimo, sí, aunque quizá también algo pueril. Inmerso en esa necesidad de ser noticia, de continuar con la senda que inició durante aquella visita inicial a Galicia, cuando le dijo a una reportera de La Sexta, sentado en el asiento de copiloto: “¿Explicaciones de qué?”. Un padre que ha pedido muchas veces amparo al hijo para evitar los agravios, un hijo que le ha respondido que la libertad de expresión, ni tocarla.

Un padre incapaz de ver sus propias sombras, empeñado en pasar a la historia solo por lo bueno. Un contribuyente que no declaró como debía. Como si no supiéramos ya cosas, y eso que sigue sin dar explicaciones. Ya lo dijo Forges: país.


Ángeles Caballero
Periodista. Colabora en 'Hoy por Hoy', con Àngels Barceló. Escribe en El País. Y habla en La Sexta.




