Daniel Sánchez Arévalo: “Vuelvo a ser el cortometrajista que siempre he sido”

Daniel Sánchez Arévalo, ganador del Goya al mejor director novel en 2007 por Azuloscurocasinegro; candidato al mejor guion original en 2010 por Gordos y de nuevo al mejor guion original y mejor dirección en 2014 por La gran familia española vuelve a los cines. De momento con un cortometraje, Pipiolos, por el que, en las últimas semanas, ha ganado el Roel de Oro en la Semana de Cine de Medina del Campo y el premio a la mejor dirección en la sección de cortometrajes de ficción del pasado Festival de Málaga (compartido con José Luis Lázaro por Cólera). Dentro de unos meses estrenará su nuevo largometraje, Rondallas, una historia ambientada en un pequeño pueblo marinero que, después de sufrir un trágico naufragio, decide recuperar su agrupación musical para participar en un concurso.

“He vuelto a ser lo que nunca he dejado de ser, que es ser director de cortometrajes”, nos contó en el pasado Festival de Málaga. “Mi gran inspiración en este sentido es Javier Fesser que, después de rodar grandes éxitos como Mortadelo o Campeones, volvía a hacer cortometrajes. Entonces entendí que el cortometraje no era un camino o una vía solo para llegar a hacer largos. Y, efectivamente, yo he rodado 19 o 20 cortos y casi la mitad de ellos están hechos después de Azuloscurocasinegro”, dice.

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Pipiolos, protagonizado por Marta Etura, Nur Levi, Diego García e Iker Ruiz, cuenta la historia de dos mujeres, Pilar e Isabel, que comienzan una relación personal y que tendrán que comprobar cómo esa nueva situación afecta a Mario y Jaime, sus respectivos hijos adolescentes. “Me interesaba explorar cómo dos mujeres pueden reconfigurarse, encontrarse y formar una nueva unidad familiar y cómo afecta eso a sus hijos, que, de repente, pueden sentir que se les está imponiendo algo. Tienen que ser hermanos cuando, a lo mejor, no tiene ningún interés. Es algo con lo que convivimos a diario y me pareció un tema como muy interesante de investigar”, nos explica. A lo largo de su filmografía Sánchez Arévalo siempre ha explorado las conexiones familiares. “Me gustaba ver ese paralelismo de dos chavales en su despertar sexual o emocional y a las dos madres que también han vivido ese proceso”, apunta el director.

Daniel Sánchez Arévalo nos cuenta que, cuando empezó a escribir la historia de Pipiolos, no sabía bien si el resultado final iba a ser un corto o un largometraje. “Cuando me pongo a escribir nunca sé realmente en qué se va a convertir”, reconoce. “Me ha pasado muchas veces. Empiezo a escribir y, cuando paso ya de las 20 o 30 páginas, me digo: parece que esto va a ser una película. Con La isla de Alice (la novela por la que fue finalista del premio Planeta en 2015) llevaba 180 páginas, que son como unas 3 horas de película, y no la había terminado. Fue entonces cuando mi amigo David Serrano me dijo: ‘igual lo que tienes entre manos es una novela’ y estuve 2 años escribiéndola. Creo que hay que ser muy honesto con el material con el que trabajas. No soporto ver un corto que se me hace largo o un largometraje que se me hace corto”, añade.

Hace 19 años Daniel Sánchez Arévalo triunfó precisamente en el Festival de Málaga con Azuloscurocasinegro. “Me llegó en un momento bueno porque ya tenía 34 años. Ya tenía una carrera como guionista de series de ficción de televisión y había hecho muchos cortometrajes. Ya no era un pipiolo”, bromea sonriendo. “Para mí hay una cosa fundamental de Azuloscurocasinegro”, recuerda el director. “Le dije al director de fotografía, Juan Carlos Gómez, que quería hacer una película que no se volviera antigua a los dos años. Quería rodar una película clásica, en el buen sentido de la palabra”.

Después del éxito de Azuloscurocasinegro llegarían títulos como Gordos, Primos, La Gran Familia española; Diecisiete; o la serie de televisión como Las de la última fila. “He hablado mucho con Raúl Arévalo, que tiene una obra maestra como primera película, Tarde para la ira, de lo difícil que es, después de toda esa celebración, hacer una segunda película porque te tiembla el brazo; te tiembla la cabeza y no sabes muy bien cómo gestionarlo”, nos confiesa. “Después de rodar La gran familia española, que tuvo once nominaciones y ganó dos Goya, me di cuenta de que necesitaba replantearme ciertas cosas, pero sufrí mucho cuando volví, porque me di cuenta de que me había quedado sin mi sitio. Mi siguiente proyecto, Diecisiete, que es la que más me gusta de toda mi filmografía, es una película de Netflix, con lo cual tiene menos repercusión, porque no se ve en las salas. Sentí me quedaba sin sitio y todavía estoy en el proceso de recuperarlo”, reconoce.

El siguiente proyecto de Daniel Sánchez Arévalo es Rondallas, que protagonizarán Tamar Novas, Javier Gutiérrez, Marta Larralde y María Vázquez, entre otros. “Quiero volver a las salas”, afirma ilusionado el realizador. “Quiero volver a intentar librar esa batalla medio perdida y que la gente vaya al cine. Es muy complicado, obviamente, pero hay que luchar por ello”. Pero, de momento Daniel Sánchez Arévalo recorre España con su cortometraje Pipiolos bajo el brazo. “Los cortometrajes se ven en los festivales. Quiero volver a ese circuito que me dio tanto y que me hizo tan feliz. Eso es lo que lo único que pretendo. No tengo mayor ambición que ir a cualquier ciudad de España que quiera proyectarlo y compartirlo”, concluye.